domingo, 15 de noviembre de 2009

Coches

Son dos historias paralelas: por un lado, un veterano actor, especialista en cine de terror, se siente acabado porque a nadie parecen interesarle ya sus películas y, deprimido, se plantea retirarse de su oficio el día en el que le toca asistir al estreno de su última película en un auto-cine de una ciudad norteamericana; por otro, un excombatiente de la guerra del Vietnam (enésimo producto de una sociedad que no parece capaz de comprender la relación que existe entre las armas de fuego y los miles de muertos que ocasiona todos los años en los Estados Unidos el derecho a llevarlas libremente) quien después de matar a su madre y a su esposa, se prepara tranquilamente la merienda y decide pasar la tarde disparando contra todo el que se encuentre a su paso y, para ello, se dirige a un auto-cine donde se proyecta la última película de un veterano actor especialista en cine de terror y que se siente acabado porque a nadie parecen interesarle ya sus películas.

Se trata de Target, llamada en España El héroe anda suelto, primera película que realizó Peter Bogdanovich con cuatro duros, aprovechando un contrato pendiente de Boris Karloff por el que éste debía dos días de trabajo a Roger Corman. La película sorprende por muchas cosas: por la frialdad del asesino; por una secuencia memorable de cine dentro del cine en la que se dirigen simultáneamente hacia el francotirador el actor desde el patio (iba a decir “de butacas”, pero allí butacas no había, sólo había coches) y el personaje que interpreta en la película, y en la que el pistolero, desconcertado, termina disparando contra la figura que se le aproxima desde la pantalla; y también por retratar esa costumbre de los norteamericanos de asistir a los auto-cines a ver una película, algo que he de confesar que yo jamás he hecho. Y es que a los americanos les encanta vivir dentro del coche. El cine lleva años demostrándolo.

La primera vez que yo vi un auto-cine fue de niño, en la televisión, en la introducción de los capítulos de Los Picapiedra, en la que Pedro, después de oír el sonido de la sirena que anuncia el final de su jornada laboral en la cantera de Piedradura, al grito de yabadabadoo, sale corriendo a buscar a Wilma, a Pebbles y a sus mascotas, Dino y ese gato salvaje que no recuerdo como se llama y, después de recoger a Pablo, a Betty y a Bam-Bam, se dirigen todos a un Drive-In Movie donde exhiben la película The Monster. Fijaos si está arraigada en América esa costumbre, que los capítulos finalizaban con una secuencia que mostraba a la familia yendo a cenar a un auto-restaurante (de esos en los que las camareras son muy jóvenes y muy guapas y sirven la comida deslizándose sobre patines de ruedas) donde el peso de las costillas de brontosaurio hace volcar el troncomóvil, y al volver a casa, Pedro se queda en el jardín sin poder entrar: “Wiiiilmaaa, ábreme la puerta.”

Filmes estupendos han reflejado, en mayor o menor medida, esa fascinación de los americanos por ver cine en el coche, por comer en el coche, por meterse mano en el coche, por pasar la vida dentro del coche: Vincent Vega y la esposa de Marcellus Wallace salen a divertirse, a cenar, a beberse un jodido batido de cinco dólares que ni siquiera lleva bourbon pero que está riquísimo y a bailar canciones de Chuck Berry, y para ello van al Jack Rabbit Slim’s, donde los comensales cenan dentro de un coche; en American Beauty, Kevin Spacey descubre a su esposa con su amante mientras estos van a comer al drive-in en el que él trabaja; Spencer Tracy y Katherine Hepburn conversan sobre los problemas con los que se encontrará su hija blanca si contrae matrimonio con su novio negro en Adivina quien viene esta noche y la conversación tiene lugar tomando un helado en el interior del coche, en una heladería preparada al efecto y que está situada en plenas cuestas de la ciudad de San Francisco; en La Huida, Steve McQueen y Ali MacGraw se abren paso a tiros al ser descubiertos por la camarera (una de esas camareras muy jóvenes y muy guapas que acuden a servir la comida deslizándose sobre patines de ruedas) mientras cenan en un drive-in; en el inicio de Zodiac, una pareja es asesinada cuando se encuentra en un paraje solitario en el interior de su coche; el interior de un coche es utilizado también para los primeros escarceos amorosos de los protagonistas de The Last Picture Show, otra vez Bogdanovich; en El graduado, la señora Robinson le confiesa a Benjamin que su hija fue concebida en el asiento trasero de un Ford; en Grease, el amigo de Travolta deja embarazada a su novia Rizzo después de una noche de amor en el coche y, mientras tanto, el propio Danny/Travolta intenta meter mano a Sandy/Olivia Newton-John mientras ven una película (dentro de un coche, naturalmente) un poco antes de ponerse a cantar you’re the one that I want, u,u, uu, honey.

Esta costumbre de los americanos de practicar sexo dentro de un coche contrastaba con la práctica española, quizás debido a que aquí los jóvenes no solíamos tener auto y, además, en cualquier caso, el tamaño de los mismos no permitía muchas florituras, por lo que, mejor que hacerlo en un Simca 1000 (donde resultaba muy difícil e incómodo, según nos explicaron Los Inhumanos) nos íbamos a la era donde se trillan las mieses, al portal de nuestra amada o nos arriesgábamos a ser sorprendidos con el culo al aire, nunca mejor dicho, y multados por los guardias municipales que patrullaban por las noches en el Parque del Retiro, ¡o tempora, o mores!, que diría Cicerón. Ninguna película nos permitió comprobar mejor las diferencias de costumbres entre los jóvenes americanos y españoles que American Graffiti, el estupendo film de George Lucas en el que un grupo de muchachos se pasan la noche dando vueltas y más vueltas en coche, intentando con muchas dificultades conseguir chicas y alcohol para alegrar el último día de su adolescencia, mientras escuchan en el programa de radio de Wolfman Jack a Buddy Holly, a Fats Domino, a los Beach Boys y a otros representantes del rock and roll, del rockabilly y del estilo surfero de los años cincuenta. En España, por el contrario, estaba chupado consumir alcohol, vino tinto con sifón, chato de valdepeñas, botellín de mahou, pero eso de pasarse la noche dando vueltas en un coche era harina de otro costal.

Hay también historias del cine clásico en las que el coche ha desempeñado un papel importante: un coche utilizan Cora y Frank para simular un accidente y asesinar al marido de ella en El cartero siempre llama dos veces y un accidente de coche (este verdadero) causa la muerte de una de las asesinas más sensuales de toda la historia del cine; resguardado en el interior de un coche mientras caen gotas de agua sobre el parabrisas está Philip Marlowe (Humphrey Bogart, claro) en El sueño eterno, esperando, siempre esperando a que ocurra algo que le permita introducirse en los trasfondos de una historia negra llena de humo, de blues, de muertes y de chicas encerradas en jaulas de oro (Lauren Bacall, claro); en un coche se desarrolla la emotiva conversación entre Brando y Steiger en La ley del silencio, que encierra uno de los diálogos más hermosos jamás pronunciado por dos actores:


– “No fue él, Charley, fuiste tú. Recuerdo que esa noche en el Garden tú bajaste al vestuario y me dijiste ‘chico, esta no es tu noche, hemos apostado por Wilson’. ¿Lo recuerdas? ‘¡Esta no es tu noche!’. Pues sí que lo era, Charley, yo le podía haber tumbado, pero él me ganó y consiguió pelear por el título. Y yo lo único que conseguí fue un billete de ida a ninguna parte. Tú eras mi hermano mayor, Charley. Tú debías haberme protegido …

– Pero yo he intentado protegerte, nos ocupamos de que no te falte dinero…
– ¿Es que no lo comprendes? Tenía clase, pude ser un buen boxeador, aspirar al título, pude ser algo en la vida y en lugar de eso, mírame, sólo soy un golfo. Por tu culpa, Charley.”

Una carrera de coches entre Nueva York y París a principios del siglo pasado permite reunir otra vez a Jack Lemmon y Tony Curtis (ahora acompañados por una bellísima Natalie Wood) en la divertidísima película de Blake Edwards La carrera del siglo, que además de estar llena de coches, de risas y de encanto, contiene la mejor pelea de tartas que yo he visto en el cine y fue precursora de la serie de dibujos animados Los autos locos inspirando a los personajes de Pierre Nodoyuna, Patán perro pulgoso, Pedro Bello y Penélope Glamour:

– “Oye Max, ¿qué coche caerá ahora?
- El número 5, profesor.
- ¡Maaax!
- Diga, profesor
- ¡¡El número 5 es el nuestro!!”
¡¡¡Pataplum!!!

Y otra carrera, ésta realizada de forma espontánea, conduce a todos los participantes hasta el botín escondido debajo de la gran W en la playa de Santa Rosita en El mundo está loco, loco, loco, película que cuenta con un reparto impresionante en el que destacan Ethel Merman, en un papel de suegra déspota y antipática y el gran Spencer Tracy, quien en un momento de la película, con su esposa chillándole en un oído y su jefe en el otro, completamente agobiado por la situación, dice aquello tan gracioso de: “me apetece una copa de frambuesa y nata con una guinda roja en el centro”. Y tampoco los chicos de Pixar, nuestros animadores favoritos, han podido sustraerse a la tentación de realizar una película de animación protagonizada por coches.

Coches por todas partes. En Europa es diferente, y aunque aquí también hay coches para parar un tren, las ciudades están más pensadas para el peatón que para el automóvil (aunque esta afirmación pueda ser en algún caso muy discutible) y por mucho que el coche fuese el regalo estrella del Un, dos, tres, ni las distancias son tan grandes ni tenemos la afición de los americanos de coger el coche para ir al quiosco de la esquina (hay excepciones claro) y mucho menos para comer o para ver una película en su interior. No obstante, tengo que reconocer que alguna vez a mí sí que me hubiese apetecido comerme una hamburguesa y un helado de frambuesa y nata con una guinda roja en el centro en algún auto-restaurante de esos que están llenos de camareras muy jóvenes y muy guapas que acuden a servir la comida deslizándose sobre patines de ruedas, o salir a ver una película en un auto-cine, con el temor (o quizás con la esperanza) de encontrarme con un veterano actor, especialista en cine de terror y que se siente acabado porque a nadie parecen interesarle ya sus películas.

Fotos de coches:

El troncomóvil de los Picapiedra segundos antes de ser volcado por una costilla de brontosaurio
Uma Thurman tomándose un jodido batido de cinco dólares que ni siquiera lleva bourbon pero que está riquísimo en el Jack Rabbit Slim’s
American Graffiti: Ron Howard y Cindy Williams se miran con ternura (mientras tanto, el pobre Richard Dreyfuss las pasa canutas para escapar de los Faraones)
La ley del silencio: Charley y Terry Malloy. “Fuiste tú, Charley...”
La carrera del siglo: El malvado Profesor Fate, el Gran Leslie y Maggie DuBois. En el cartel de la película no aparece Peter Falk, quien hizo una caracterización de Max (el precursor de Patán, perro pulgoso) para troncharse de risa.
Rayo McQueen. Una vez más: I love you, Pixar.

241 comentarios:

«El más antiguo   ‹Más antiguo   201 – 241 de 241
Holden dijo...

Post toing. Hay que estar al loro.

Holden dijo...

Hoy ceno en el Nº 1 mexicano, cuyo chef, by the buey, se las pira esta misma noche al congreso de San Sebastian y tal.

Ayer abrieron justo debajo de mi casa- y cuando digo justo debajo no es una metáfora- un Jaleo Tapas Bar con un logo asombrosamente parecido al de José Andrés en Washington DC. Los fusilamientos son una tónica habitual en México, en todos los sentidos.

Otra novedad que tengo ganas de conocer es una especie de Lafayette que han abierto por aquí recientemente, en plan francés clásico y tal y que, aseguran mis fuentes, está QTC. El sitio tiene el original nombre de Arturo,s. Ah, el concepto QTC en México tiene handicap.

Y al Nobu que vaya Robert de Niro y me lo cuente.

txangu dijo...

Yerga, ¿dónde está esa tienda en Majadahonda? Andaré por allí entre el 28 y el de enero y debo traer provisiones.
Ni jueguen ustedes al furgól, me duele hasta la mano con la que voy a saltear unos steaks hoy. Y me voy a beber algún tintazo, oiga.
Carlos, no te mosquees con el Burdeos en general, es un mundo. Ahora recuerdo que los de Decanter recomendaban por RCP el Chateau Haut Gay, un vino de 8-9 euros por aquí en tienda de conveniencia del que yo ya me había bebido 3 botellitas. Ya subirá.

emiliano dijo...

Bene Holden, un postino senza toing è come un giardino senza fiori. E allora parto subito che io sono un appassionato tifoso di calcio.

emiliano dijo...

Venimos de comer en un must de Valdemoro llamado La Fontanilla (auténtico qué te cagas nivel Novica Velickovic) y al final nos han ofrecido con el café unas exquisitas magdalenas de almendras que estaban casi, casi tan buenas como las magdalenas de cacahuete que nos pusieron el otro día. Si estáis por la zona, no os lo perdáis.

angel dijo...

Fartón,
no sé que camarero te tocó, la verdad es que nosotros estuvimos con uno italiano que era francamente majo, aunque supongo que les debe faltar regularidad...

Por otro lado, dos albariños interesantes: Maestro Mateo 2007 y Fefiñanes 1583 del 2006; dos vinazos que no son nada caros aunque creo que son difíciles de encontrar.

angel dijo...

Carlos,

gracias por la recomendación del Magalia, la verdad es que el restaurante es justo lo que me decías: buena brasa, carne de Avila bastante correcta, croquetas, etc... No es un fuera de serie pero se come razonablemente bien, eso sí, no os aconsejo el lechazo.

albertobilbao dijo...

Buenas tardes

Degustación de vinos con un grupo de amigos
-Pierre Peters Millésime 2002 Blanc de Blancs Grand Cru, siempre me convence este champagne elegante, intenso, magnífico prologo a cualquier reunión
-Cueva de Contador 2007
Castaña de vino, no he podido ni acabarme una copa, sobremaduración, madera abundante.
Rioja cada vez te quiero menos
-Flor de Pingus 2007, el del 2004 me gustó mucho, el del 2001 nada y éste me ha parecido aburrido, un vino que su precio sólo se explica porque estamos en un país sin la mínima tradición vinícola
-Pendits Tokaji Aszú 6 puttonyos 1999 botella de 0,5 litros
Soberbio, espectacular, regalo de los dioses, maravilloso

Un abrazo

albertobilbao dijo...

Perdón
El Flor de Pingus era del 2003

Holden dijo...

A los colchoneros les recomiendo que empiecen a releer a Rimbaud.

Carlos dijo...

Reservé con un montón de tiempo, Fartón. Intuyo que se ha puesto de moda en la zona, porque el sábado de la semana que viene ya estaba lleno.

Hoy me he comido la primera becada de la temporada, en Piñera. Ha sido sensacional, sensacional. Cómo echaba de menos al bicho.

albertobilbao dijo...

Como la pongan la mitad de bueno que el pichón estará para levitar

Y que conste que del pichón sólo probé medio tenedor gracias a la generosidad de mi compañero de enfrente

Un abrazo

Carlos dijo...

La de hoy es la mejor que probé nunca. La tosta es simplemente impresionante. En categoría diferente y con los percebes de D'Berto, el mejor plato del año.

Jesús Melitón dijo...

Alberto, tienes razón. La tercera les llegará un poco tarde, y para los clientes patrios únicamente traerá inconvenientes: seguramente precios más altos y más dificultad para reservar.

Solamente un apunte: no todo en esta vida consiste pensar como un economista. El alma y el corazón, irracionales los dos, hacen que crea que esa tercera es lo mejor (aunque como bien dices, lo será bastante más para ellos que para nosotros).

Carlos dijo...

Pues me he comprado un rabo de toro de wagyu. Tiene grasa infiltrada para parar un carro.

Al final voy a tenerle que dar la razón a la crítica.

emiliano dijo...

Hoy he tenido sesión doble: partido del Madrid y película en Alcobendas, Julie y Julia.

Podría definir la tarde/noche empleando una frase de mi admirado Juan Tamariz: “Nada por aquí, nada por allá”

emiliano dijo...

Anotación en mi diario(1): Intentar animarme repitiéndome que este Madrid es mejor que el del año pasado. A lo mejor termino creyéndomelo.

Anotación en mi diario (2): No volver a ver una comedia protagonizada por Meryl Streep.

emiliano dijo...

Rectifico: No volver a ver una película protagonizada por Meryl Streep.

Holden dijo...

¿Ni siquiera Los Puentes esos de Madison County?

Por cierto Emiliano, te recomiendo que veas la última película de Werner Herzog: Bad Lieutenant. Como diría nuestro amigo del otro lado: No la he visto, pero es muy buena.

Holden dijo...

Y del Madrid, solo espero que llegue el día en que quede abolida la figura del entrenador. Todos seremos más felices.

Y ahora me voy a cenar al Nº 1.

Holden Guasch dijo...

Ah, y gracias Alberto.

Tiemba Canaletas.

emiliano dijo...

Holden, debe entenderse que no está incluida la película de Clint Eastwood. Ni la de Woody Allen. Ni la de Robert Altman. Ni la de Sydney Pollack. Ni la de Fred Zinnemann. Ni la de Michael Cimino.

emiliano dijo...

De Werner Herzog ya vi en mi juventud alguna de las locuras que hizo con Klaus Kinski y salí escaldado. Igual le podíamos dedicar un artículo en donde Weirdo.

Holden dijo...

Ok, ni Manhattan, ni Julia, ni la de los ciervos esos, ni la de fuera de Africa…, pero con Don Roberto Altman?

Menos mal que has dejado fuera a Sofía y su decisión y a la mujer del teniente ese.

Jesús Melitón dijo...

La obra de Herzog entra dentro de lo que se ha venido a denominar cine cultureta que Dios confunda.

Lo bueno que tenía fumarte un peich durante la proyección de esas películas es que cuando salías de la sala se te había olvidado. En esa época empezaron a tocar los güebos con lo de que molesta el tabaco y tal y tal. Joder, si tanto les molestaba el humo, ¿por qué no se quedaban en su casa viendo Sesión de Noche? El olor a peich, además, contrarrestaba el aroma a pies en los cines. Porque la nostalgia del olor de los cines es eso, olor a pies y a humedad. Entrando más en detalle, y en la última sesión, a tabaco, a sudor y a culo. Por eso os flipa tanto ir a Poncelet. Efecto Ratatouille.

Jesús Melitón dijo...

Por cierto, aplicable también al mundo de la gastronomía; ¿por qué perseveramos en el error? Me intento explicar. Cuando pagaba por ver una película de éstas y entraba en la sala, me estaba equivocando (error nº 1). Ahora, ¿por qué me tragaba el flin completo (o error nº 2)?

Conclusión: Aunque tengas que pagarlo porque lo has pedido, si no te gusta un vino, no te lo bebas. Y si no te gusta un plato, no te lo comas.

Yerga dijo...

Txangu, calle Reyes Católicos nº 8 ,enfrente del colegio San Pio.Los callos El Gaitero en efecto están muy logrados....para ser de lata.
A mi Nosferatu me gustó.

kalakahua dijo...

Para el diario de Emiliano, Julie&Julia es una de esas escasas películas donde la voz doblada hace menos insufrible la original.

Si me hicierais caso os gastaríais el dinero en cosas como Zombieland o 500 días juntos, que, al menos te entretienes.

Nota para el diario: Bajo ningún concepto ir a ver Tenderness

Carlos dijo...

La alhacena de Carlos Herrera.

txangu dijo...

Gracias, Yerga, usease en el centro comercial Azata o asín

albertobilbao dijo...

Leyendo a Carlos Herrera, quién es Antonio Conejero?

Buenos días desde un Bilbao caluroso

Carlos dijo...

Es el chaval que cocina en Az-zait, Alberto. Uno de los restaurantes favoritos de Herra, a tenor del número de veces que lo menciona.

Carlos dijo...

Por cierto y con ánimo de discrepar, a mí me parece que el gran avance de la gastronomía de los últimos 20 años ha sido el conocimiento del producto, desde un punto de vista físico y químico.

En realidad uno de los inventos más importantes de la gastronomía moderna, la olla express, se basa en la ingeniería de la Ley de Boyle-Mariot como mencionaba hace algunos meses.

La cocina española ha utilizado bien ese conocimiento, aunque no seamos precisamente los precursores; el uso del vacío en la restauración es probablemente el gran legado de estos últimos quince años, y fue cosa, precisamente, de los Roca.

emiliano dijo...

Kalakahua, si de tu comentario se deduce que has visto la película dos veces, una doblada y otra en versión original, me comprometo a financiar tu asistencia al curso “Introducción a la teoría del gusto” impartido por el conocido esteta Don Francisco José Rivera Pantoja.

José Luis Louzán dijo...

"Para rematar: ¿qué vinos te han fascinado últimamente?
R. María Remírez de Ganuza (reserva especial 2003), Thermantia, de Marcos Eguren; Quincha Corral, Belondrade y Lurton y Pago de Carraovejas Cuesta de las Liebres."...

Si la parte de los vinos se hubiese iniciado con esta pregunta nos habríamos ahorrado media pagina de entrevista.

Somos de paises distintos este señor y yo....

Yerga dijo...

¡Y disfrutando en Puerta 57!, definitivamente soy un tio raro.

Carlos dijo...

Yerga, a mí también me parece la frase más llamativa de la entrevista.

Calculo que entre la familia Tejedor y Tumbarello se factura un 25% de la gastronomía madrileña.

txangu dijo...

Se acaban de ir los invitados. Latita de foie y tal con un Sauternes, Chateau Doisy-Vedrines 2004 Grand Cru 2004. Las verdinas con marisco, con Viña Tondonia blanco reserva 1991. Para las carnes, he preparado una salsa de arándanos frescos cocinados con unas hierbas, azúcar y vinagre de Módena. Las carnes en si han sido: de caza, lomo de jabalí (qué sabor, espectacular); los magrets de un pato (aún más espectacular); pechugas de faisán (lo más flojo); solomillos de cerdo ibérico (bien, pero no era de bellota) y solomillo de buey irlandés (bastante bien). En la copa, Lalama 2004 Ribeira Sacra de Dominio de Bibei (no ha quedado ni un gota). Para desengrasar, el mencionado Oeil de Perdrix de Veuve A. Devaux (espectacular) y un tarta de mousse de chocolate gentileza de los invitados. Cafeses con pastas y chintonis de estxuepes y Bombay Txafir (aquí no se importa la Fever Tree). Los 4 niños con edad de comer sólido se han zampado un arroz con guisantes hecho con parte del caldo destinado a las alubias. A ver qué cenamos...

Yerga dijo...

Me voy a Bruselas....

Carlos dijo...

Pasamos página: Relatos del alba

Yerga dijo...

Merece la pena comprar la soté de Le Creusset aunque solo sea para hacer una buena boloñesa, tremenda la cremosidad de la salsa comparada con la misma receta en una sarten o cazuela normal,¡impresionante!.

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