lunes, 9 de noviembre de 2009

Literatura gastronómica

Desde siempre, la gastronomía ha tenido un tratamiento amplio en la literatura. Y es justo que sea así, ya que si los sentimientos han sido siempre tema central de poemas, cuentos y novelas, ¿por qué no hacer una poesía sobre un banquete o una receta? También es cierto que desde los tiempos de la novela picaresca han habido muchos ejemplos de libros que han descrito el hambre con extraordinaria precisión: El Lazarillo de Tormes, La vida del Buscón, o la canción de cuna más trágica de toda la poesía española, Las nanas de la cebolla, escrita en la cárcel por Miguel Hernández. Pero hoy nosotros no queremos pasar hambre, sino desempolvar algunos fragmentos que demuestren que en la historia de la literatura muchos escritores han tenido, además de su corazoncito, paladar y estómago. Empecemos.

Petronio relata en el Satiricón las extravagancias culinarias que se ofrecían a los invitados en los banquetes que se celebraban en los tiempos del Imperio Romano.

“Cuando acabó de hablar, se presentaron cuatro danzarines y, al compás de la música, levantaron la tapa del piso superior del repositorio. Esta operación nos permitió ver debajo pollos cebados y ubres de marrana. En el centro había una liebre decorada con alas para que pareciese un Pegaso. También notamos en las esquinas del repositorio cuatro Marsias con odrecillos que vertían garo con pimienta sobre unos pescados que parecían nadar en un canal. A iniciativa de la servidumbre, aplaudimos y atacamos con alegría estos exquisitos manjares.

Después, se trajo un repositorio sobre el que iba un jabalí de lo más descomunal y con un píleo por añadidura. De sus colmillos pendían dos canastillas de palma, una con dátiles cariotas y otra con dátiles tebaicos. Alrededor la bestia tenía unos lechoncitos de mazapán en posición de mamar, para dar a entender que se trataba de una hembra. Los lechones, por supuesto, nos fueron distribuidos como recuerdos.”

(*) (Marsias era un sátiro, personaje mitológico mitad hombre, mitad macho cabrio, virtuoso de la flauta que osó desafiar a Apolo, dios de la música a un concurso musical. El píleo es un gorro o casquete de lana con el que se tocaban los esclavos manumitidos y que usaban los ciudadanos en señal de libertad, durante las fiestas Saturnales en la antigua Roma.)

Luis Quiñones de Benavente nos ofrece una descripción de la mesa de una familia distinguida en el Siglo de Oro:

“Lo que toca a la mesa hay mil primores:
Tendrán sus cuatro platos los señoresporque no quiero ser corto ni franco.
Los jueves y domingos manjar blanco,torreznos,
jigotico, alguna polla
plato de hierbas, reverenda olla,
postres y bendición...
Los viernes, lentejita con truchuela,
los sábados, que es día de cazuela,
habrá brava bazofia y mojatoria,
y asadura de vaca en pepitoria,
y tal vez una panza con sus sesos,
y un diluvio de palos y de huesos".

(*) (El manjar blanco estaba compuesto de pechuga de gallina, harina de arroz, leche y azúcar. El jigote es un guiso de carne picada rehogada en manteca)

Guillermo de Baskerville y su joven discípulo Adso, en un capítulo de una novela triste que narra la investigación de los espantosos crímenes cometidos en una abadía de la Edad Media, conversan con el monje herbolario sobre las virtudes de las plantas, y, más tarde, en otro capítulo se nos describe la cocina de la abadía y las tareas de los sirvientes previas a la cena. (Digo que es una novela triste porque nos cuenta que, al final, las hierbas, los acontecimientos del mundo, sean éstos esenciales o accesorios, los hombres y sus glorias desaparecen, y de ellos, como de la rosa, sólo queda el nombre desnudo.)

“Sólo el exceso las convierte en causa de enfermedad. Por ejemplo, la calabaza. Es de naturaleza fría y húmeda y calma la sed, pero cuando está pasada provoca diarrea y debes tomar una mezcla de mostaza y salmuera para astringir tus vísceras. ¿Y las cebollas? Calientes y húmedas, pocas, vigorizan el coito, naturalmente en aquellos que no han provocado nuestros votos. En exceso, te producen pesadez de cabeza y debes contrarrestar sus efectos tomando leche con vinagre. Razón de más – añadió con malicia – para que un joven monje guarde siempre moderación al comerlas. En cambio, puedes comer ajo. Cálido y seco, es bueno contra los venenos. Pero no exageres, expulsa demasiados humores del cerebro. En cambio, las judías producen orina y engordan, ambas cosas muy buenas. Pero provocan malos sueños” .

“La cocina era un atrio inmenso lleno de humo, donde ya muchos sirvientes se ajetreaban en la preparación de los platos para la cena. En una gran mesa dos de ellos estaban haciendo un pastel de verdura, con cebada, avena y centeno, y un picadillo de nabos, berros, rabanitos y zanahorias. Al lado, otro cocinero acababa de cocer unos pescados en una mezcla de vino con agua, y los estaba cubriendo con una salsa de salvia, perejil, tomillo, ajo, pimienta y sal. En la pared que correspondía al torreón occidental se abría un enorme horno de pan, del que rugían rojizos resplandores. Al lado del torreón meridional, una inmensa chimenea en la que hervían unos calderos y giraban varios asadores. Por la puerta que daba a la era situada detrás de la iglesia entraban en aquel momento los porquerizos trayendo la carne de los cerdos que habían matado.”

Emilia Pardo Bazán habla con ironía de la cocina francesa y de las legumbres. ¡Qué mala es la soberbia!

“No había recurrido la guisandera a los artificios con que la cocina francesa disfraza los manjares bautizándolos con nombres nuevos o adornándolos con arambeles y engañifas. No, señor: en aquellas regiones vírgenes no se conocía, loado sea Dios, ninguna salsa de origen gabacho, y todo era neto, varonil y clásico como la olla. ¿Veintiséis platos? Pronto se hace la lista: pollos asados, fritos, en pepitoria, estofados, con guisantes, con cebollas, con patatas y con huevos; aplíquese el mismo sistema a la carne, al puerco, al pescado y al cabrito. Así, sin calentarse los cascos, presenta cualquiera veintiséis variados manjares.

¡Y cómo se burlaría la guisandera si por arte de magia apareciese allí un cocinero francés empeñado en redactar un menú, en reducirse a cuatro o seis principios, en alternar los fuertes con los ligeros y en conceder honroso puesto a la legumbre! ¡Legumbres a mí!, diría el ama del cura de Cebre, riéndose con toda su alma y todas sus caderas también. ¡Legumbres el día del patrón! Son buenas para los cerdos.”

Julio Camba presiente a Victoria Beckham con ochenta años de antelación.

"La cocina española está llena de ajo y de preocupaciones religiosas. El ajo mismo yo no estoy completamente seguro de que no sea una preocupación religiosa, y por lo menos, creo que es una superstición. Las mujeres de mi tierra natal suelen llevarlo en la faltriquera para espantar a las brujas, y sólo cuando el bulbo liláceo ha perdido su virtud mágica en fuerza de rozarse con la calderilla, se deciden a echarlo a la cazuela. Es decir, que el ajo lo mismo sirve para espantar brujas que para espantar extranjeros. También sirve para darle al viandante gato por liebre en las hosterías, y aquí quisiera ver yo a los famosos catadores de la corte del Rey Sol, que, al comer un muslo de faisán, averiguaban, por la firmeza de la carne, si aquel muslo correspondía a la pata que el faisán replegaba para dormirse o a la otra..."

Camilo José Cela nos cuenta el convite de la boda de Pascual y Lola y cita una palabra que ha caído en desuso: “¡oiga, jefe, póngame usté tres pesetas de tejeringos…!”

“Cuando acabó la función de iglesia -cosa que nunca creí que llegara a suceder- nos llegamos todos, y como en comisión, hasta mi casa, donde, sin grandes comodidades, pero con la mejor voluntad del mundo, habíamos preparado de comer y de beber hasta hartarse para todos los que fueron y para el doble que hubieran ido. Para las mujeres había chocolate con tejeringos, y tortas de almendra, y bizcochada, y pan de higo, y para los hombres había manzanilla y tapitas de chorizo, de morcón, de aceitunas, de sardinas en lata... Sé que hubo en el pueblo quien me criticó por no haber dado de comer; allá ellos. Lo que sí le puedo asegurar es que no más duros me hubiera costado el darles gusto, lo que, sin embargo, preferí no hacer, porque me resultaba demasiado atado para las ganas que tenía de irme con mi mujer. La conciencia tranquila la tengo de haber cumplido -y bien- y eso me basta; en cuanto a las murmuraciones... ¡más vale ni hacerles caso!”

Baltasar Porcel se deleita comentando el libro Viaje a Francia de Néstor Luján, uno de esos escritores que viajan y escriben sobre arte y costumbres, sobre gentes y geografía, sobre platos y vinos, con ávida vocación de conocimiento:

“Cuando, ahora, Néstor Lujan se introduce en la Aquitania y cata los vinos bordeleses, las ostras, el coñac y la trufa; cuando transita por el Loira dulce con sus castillos de preciosa marquetería y evoca el asesinato del duque de Guisa o la corte de invertidos de Enrique III; cuando se mece en el espumoso champaña; cuando nos explica los vinos y la historia de Borgoña y nos teje estampas de Nancy y de Verdún; cuando va a Alsacia y admira Estrasburgo, sus vinos y sus cervezas, el foie-gras; cuando, al fin, rinde el viaje franco tras los tesoros, trovadores y papas de la Provenza; cuando se consumen los troncos de la chimenea y la madrugada avanza y cierro el volumen, pienso que he leído un excelente libro, jugoso en su estilo, un libro liberal y a ratos jocoso, abocado a los placeres del vivir, del contemplar y del evocar, de la gula gloriosa. Un libro, además, que se alinea de lleno en nuestra tradición literaria viajera.

Libro y tradición con un aroma denso, perfumado, como el de los vinos franceses que describe con morosa delectación”

Después de leer este párrafo de una novela de Agatha Christie le dije a mi madre: “¡mamá, yo también querría desayunar así!”

“A la mañana siguiente Poirot bajo a desayunar a las nueve y media. Sir George estaba devorando un desayuno inglés completo, a base de frutas de sartén, quesos, huevos revueltos, tocino, riñones y jamón frío. Lady Stubbs despreciaba los apetitosos platos y mordisqueaba una tostada fina, bebiendo té a pequeños sorbos."

Vázquez Montalbán contra los gourmets. No hay vida sin crueldad. No hay historia sin dolor:

"El llamado arte culinario se basa en un asesinato previo, con toda clase de alevosías. Si ese mal salvaje que es el hombre civilizado arrebatara la vida de un animal o planta y comiera los cadáveres crudos, sería señalado con el dedo como un monstruo capaz de bestialidades estremecedoras. Pero si ese mal salvaje trocea el cadáver, lo marina, lo adereza, lo guisa y se lo come, su crimen se convierte en cultura y merece memoria, libros, disquisiciones, teoría, casi una ciencia de la conducta alimentaria."

Laura Esquivel inicia cada capítulo de Como agua para chocolate con una receta, la cual guarda relación con los acontecimientos que se narran. Hoy comemos “codornices en pétalos de rosas”

“Con una mirada, Mamá Elena ordenó a Tita que salga de la sala y que se libre de las rosas. Mamá Elena, con otra mirada a Pedro, le dio a entender que él podía remediar la situación. Pedro, pidiendo disculpas, salió en busca de Rosaura. Las rosas eran de color rosado, pero Tita las apretó con tanta fuerza, que la sangre de sus manos y su pecho las pintó de rojo. ¡Estaban las rosas tan hermosas! No era posible tirarlas a la basura por dos motivos. Primero, porque nunca había recibido flores; segundo, porque Pedro le había dado las flores. De pronto, escuchó la voz de Nacha, quién le dictaba al oído una receta prehispánica donde se utilizaban pétalos de rosa. Tita no recordaba la receta porque para hacerla se necesitaban faisanes, y en el rancho no había esa clase de ave. Lo único que tenía en ese momento era codornices. Tita cambió un poco la receta; lo importante era usar las flores.”

Se acaba el post. Ajo, cebolla y rosas. Hemos de confesar que la causa que lo ha motivado ha sido nuestra falta de imaginación que, sumada a nuestra proverbial holgazanería, nos ha llevado a pedirle a estos grandes escritores que nos hagan el trabajo y se conviertan en Amigos de Ligasalsas por un día. No obstante, es posible que leyéndolo os hayan entrado ganas de disfrutar de un buen libro. Ojalá haya sido así. Pero antes, comed un poco, porque es después de una buena comida cuando leer se convierte en un placer perfecto. ¡Oído cocina, marchando La Celestina y una empanada de lomo!

260 comentarios:

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Carlos dijo...

Guerra de chefs by José Andrés.

No sé si es un buen cocinero, no conozco sus restaurantes, pero es un crack moviendo el cotarro.

malinche dijo...

Respecto a la sentencia de RGS sobre acercar la alta gastronomía a la ciudadanía me quedo con el mal uso de esa palabra ("conjunto/totalidad de los ciudadanos de un país") impuesta por una clase política supuestamente progresista para evitar el término "ciudadanos" que es masculino y, por tanto, machista el que lo usa o el térmimno "persona", también mal visto no se bien por qué.

Todo lo anterior para opinar que es un disparate pretender acercar la alta gastronomía a todos los habitantes de un país. Algunos nos conformamos pretendiendo que cada vez haya más PERSONAS que aprecien y valoren la buena gastronomía, ya sea esta alta, media o baja.

Otro día hablaremos del término "gastronomía". Referirnos a los placeres del buen comer y beber con la palabra "gastro" (estómago) tiene su aquel...

Fartón dijo...

Que estuve ayer en Arzábal y todo muy rico, muy bien servido y mucha gente conocida, como dice mi suegra.

Buena mano aquí también para los fondos y los guisos (patatas con boletus, las pochas con setas de mi vecino...). Podían hacer una guerra de chefs a base de guisos con la Taberna de Viavélez. Yo me apuntaba.

malinche, again dijo...

También son interesantes algunas de las respuestas de David Muñoz, "el niño mimado de la gastronomía madrileña", en la entrevista que le hace Rocío Navarro en Metrópoli. No dejen de leerla que está colgada en la WEB.

Este miércoles tengo una reserva y me encantaría repetir la inmensa mayoría de cada uno de los platos que he probado hasta ahora. Y aun, sin desear que vuelva a ser diferente, tengo la sensación de que volverá a serlo. Que volverá a sorprendernos y a emocionarnos.

Carlos dijo...

Yo diría que, de esa entrevista, lo más interesante es la siguiente frase:

"P.- ¿Y la fusión sigue siendo su máxima?

R.- La fusión fue y es una etiqueta para catalogar mi trabajo. Mi propuesta es multicultural, viajera, creativa e innovadora. La fusión es creativa, pero no innova."


Aunque no estoy del todo seguro de dónde posiciona él su cocina. Parece que hay una cierta renuncia a la etiqueta "fusión".

Carlos dijo...

Entrevista a Robert Parker (The Wine advocate). Por más que él diga que no, ha moldeado el mundo del vino con sus críticas.

La diferencia con sus críticos es que él tiene influencia.

amfortas dijo...

Estoy perpetrando un cocido, hoy con pedrosillanos. ¿Alguien me puede decir si requieren menos tiempo de cocción que "los otros"?

Carlos dijo...

En mi experiencia, la característica diferencial de los Pedrosillanos, creo yo, es que aguantan cocciones más largas sin romperse, y por tanto absorben más caldo y quedan más sabrosos.

O sea, que tiempo de cocción, más -si quieres aprovechar esta característica.

Fartón dijo...

Carlos, ¿cómo encuentras los artículos de Capel en internet? Debo ser un poco inútil...

Carlos dijo...

Farton, en www.elpais.es/elviajero, uno de los apartados se llama "Hoy en". Abajo tiene un par de botones que permiten ir pasando por las diferentes recomendaciones -viajes, hoteles, restaurantes...´-, una de ellas es "Hoy en restaurantes".

Fartón dijo...

Gracias! Encontrado. Pero me ha costado... Estoy un poco resacoso...

enoilógico dijo...

El problema ahora mismo no creo que sea intentar que los cocineros quieran acercar la alta cocina a la gente del común, sino que la gente quiera acercarse a la alta cocina. En el pecado llevan su penitencia, y esta reciente conversión y contricción necesita , me parece, muchos padrenuestros y avemarías, y que sean creíbles. Tiene razón Carlos cuando habla sobre los cocineros y sus gastrobares y menús baratos. Son incapaces de hacerlos con una pizquita de ilusión, que necesita , previamente, de otra de modestia.

malinche dijo...

Fartón,

Por si la próxima vez no recuerdas ese camino que Carlos te indica también puedes entrar en la página de el Viajero y en el buscador que tiene arriba a la izquierda pones Jose Carlos Capel y te ponen todos sus artículos empezando por el más reciente.

Fartón dijo...

Gracias, Malinche.

La alta - alta gastronomía no va a llegar a todo el mundo, pero tampoco podemos negar que hemos avanzado en los últimos años, en productos y técnicas. Ahora temos foie en casa (antes nos decían foie gras y pensábamos en apis), cocemos menos la verdura, aliñamos con mejores aceites, incluso con vinagre de módena, nos atrevemos con mezclas más osadas... Y esto, quizá no todo el mundo, pero sí mucha gente. Algo sí han cambiado las cosas, y el ejemplo de la alta gastronomía ha tenido algo que ver. Para mí es como la alta costura y el pret a porter. La diferencia es grande, pero si rascas, a menudo puedes ver la influencia.

malinche dijo...

De acuerdo Fartón. El mundo, tanto en aspectos científicos como artísticos y, posiblemente, de cualquier otro tipo, ha ido evolucionando gracias al empuje de algunas personas especiales, con sensibilidades especiales y que han puesto su esfuerzo, su talento y su pasión a cuestionar lo que se daba por hecho en cada momento y crear, inventar o descubrir algo nuevo. Han sido todos ellos genios, grandes o pequeños genios en función de la trascendencia de sus avances y, años o siglos después, han mejorado nuestro mundo.

Unos nos han reportado bienestar, otros conocimientos y otros placer. Y solo el tiempo dirá quienes han sido ciertamente geniales y quienes se han quedado en deslumbrantes. Que no es poco.

Es evidente que el peso que tiene el comer mejor o disfrutar más haciéndolo es algo pequeño, casi insignificante, en relación con otros avances. Pero también es cierto que los pequeños placeres alegran nuestra existencia. Por ello se les debe estar agradecidos.

Carlos dijo...

Comida de altísimo nivel en casa de un amigo. Los aperitivos con un chutney de membrillo que quitaba el hipo, la crema de morcilla -melosa- con crema de patata, las pochas a la riojana, el pollo de corral con ciruelas, con una salsa cortada de mojar pan -literalmente-, unos estupendos níscalos y amanitas guisados, quesos deliciosos...

Había montones de moléculas en esa comida y yo me las he comido todas. Algún día quiero yo cocinar así.

Carlos dijo...

Divertida la conversación con uno de los sumilleres del Lavinia de la Moraleja. Yo intentando comprar un Rioja "ultraclásico", Castillo de Ygay del 98 o del 2000 -eligiendo la añada- y él poniéndome cara de circunstancias...

"Hombre, son vinos con mucha oxidación... no varían mucho de añada a añada.... los Riojas nuevos tienen mucha más fruta...".

Le he hecho caso y me he dado a la modernidad. Finalmente he elegido el 904 del 97. Estaba rico.

albertobilbao dijo...

Lo de los sumilleres es un mundo, en Lavinia en Ortega Gasset hay uno que me gusta mucho, le veo bastante preparado en el tema de los champagnes, pero luego hay cada uno

Como en todas profesiones la experincia es importante, un sumiller de 25 años por mucha preparación que tenga, creo yo que le faltara perspectiva, por poner un ejemplo, qué experiencia tendrá en los Riojas clásicos?

Un abrazo desde Bilbao

emiliano dijo...

Yo he tirado la toalla y he asumido mi incapacidad para cocinar tan bien como Yerga. Pero para minimizar daños irreparables en mi dignidad, mi petulancia y mi orgullo, me he traído un tupper de morcilla de Palencia, otro de crema de patatas y, sobre todo, una bolsa de magdalenas

¡Magdalena!... ¡Blando pecho
que envidia diera a las aves!...
¡Corazón de suaves pétalos!...
¡Alma pura, cual la linfa
del transparente arroyuelo!...
¡Magdalena!... ¡Magdalena!...
¡Ave, rosa, luz, espejo,
rayo, linfa, luna, fuente,
ángel, joya, vida, cielo!...

emiliano dijo...

Magdalenas,

Las quiero, las adoro, suspiro por ellas,
las nombro dormido, las busco despierto.
Magdalenas, digo, al abrir los ojos,
Magdalenas, digo, al rendirme al sueño.
Y hasta hace unas horas, cuando en la hostería
me desayunaba, pedí al hostelero
en vez de ensaimadas, unas magdalenas,
y eso fue una daga que horadó mi pecho.

emiliano dijo...

Daga que me mata
si las magdalenas
están escoltadas,
están precedidas
por unas morcillas,
por unas patatas.

Carlos dijo...

Alberto, él ha defendido su idea del vino. Le entiendo y respeto su idea, quizá, le hubiera dicho que el Tondonia blanco -que me decía extraordinario-, no es precisamente un prodigio de fruta.

Esa morcilla de Palencia va a caer con un par de yemas de huevo cuajadas en el microondas -Camionero, yo lo uso para esto- y sus claras fritas aparte. Sin dim sums pero con buen pan.

Yerga dijo...

Emiliano, ¡eres grande!,¡muy grande!,no te pudes imaginar la ilusión de las autoras.

albertobilbao dijo...

Carlos

No lo decía en ess sentido, él ha defendido perfectamente su trabajo, si no desde el punto de vista de la experiencia que dan los años

Emiliano

Qué estás leyendo a Proust?

Yerga dijo...

A mi me emociona que un amigo traiga un 904 , simbolo de amistad, pero está bien definido , estaba rico.
Estaba muy, muy rico el Oscar Tobias, un gran gastrónomo que no escribe mucho me dice que es un vino que tenemos que tener en cuenta.
La receta de su abuela es tremenda ,¡ tremenda !, ¡de foto! , niscalos ,amanita cesarea, chorrín de agua , cepillo, amor, brandy, ajo,guindilla y untuomelosidad¡impresionante!.
¡J....! que a gusto se está con los amigos.
Con helados , ron ,¡j.....! ¡que ron !,niños bien educados, ¡da gusto!, charla , mas helados, charla, mas charla.....¡soy feliz!
Una tabla de quesos de lujo , lujisimo, Suquet escribe poco pero actua mucho.
¿El pulpo? una p.... pìedra, pero el tzaziki infravalorado.
¡Que gran tarde!

emiliano dijo...

Oh, magdalenas nobles y exquisitas
que en mi torpe lengua agradecida
dejan presencia dulce y deleitosa
que disfruto gustoso
al degustar su sapidez gloriosa
capaz de despertar mi gusto adormecido
y fatigoso
por falta de sabores felices y asombrosos.

Lo digo a su candor rendido:
¡¡adoro estos bollitos deliciosos!!
¡¡adoro a sus jóvenes autoras!!

Carlos dijo...

Alberto, es que coincidir con gustos en Lavinia con un sumiller es complicado. Yo ya he tirado la toalla, ni siquiera con Guillermo que creo que es al que te refieres.

Pero bueno, tampoco coincido en gustos con Elmundovino, ni con Parker. Al vino que compro lo paga mi paladar.

Yerga dijo...

Emiliano, esas estrofas emocionan, ¡y mucho!

emiliano dijo...

Alberto, no estoy leyendo a Proust, pero me acabo de comer su magdalena.

Carlos dijo...

El Óscar Tobía está muy rico, de hecho la Rioja lo considera uno de sus vinos bandera.

El 904 es una actitud ante la vida. "Sin modas".

albertobilbao dijo...

Lo que está claro es que Rioja, sigue triunfando en las mesas, eso es incuestionable

Carlos dijo...

Yo creo en la gran Rioja Alberto, en ese vino de estilo "antiguo" que no sé el porqué, se ha satanizado. También creo que la DO se ha cubierto de demasiada mediocridad, la mayoría son un espanto.

Pondré como ejemplo Muga, paradigma del vino de calidad para mucha gente y que en mi opinión está haciendo cosas muy raras.

Sería capaz de decir 7 u riojas con los que comer, de la ribera del Duero unos cuantos menos.

Carlos dijo...

7 u 8

Cacahuete dijo...

Gracias, me alegro que te gustaran ( y eso que se me olvido la levadura ), la próxima vez en vez de magdalenas una tarta de queso para ti y otra para el resto.Pero el verdadero secreto es batir la masa muy bien para que te quede lo mas cremosas posible y se airee y despues queden mas esponjosas, despues se tienen que quedar en el horno durante 12 min y despues se pone un papel de plata encima y dejarlas 4 minutos mas y para el toque final un poco de azucar glase por encima

albertobilbao dijo...

Yo prefiero los Riojas clásicos a los modernos, sin duda, es más gracia a ellos me introdujé en la pasión por el vino
Dicho esto, creo que ayer comentabas que uno de los problemas era la ausencia de fruta acompañada de la baja acidez
Y esa es la causa de mi distanciamiento hacia los Riojas, cuando no había probado ni los Borgoñas ni los Ródanos, me gustaban
Pero ahora cuando voy a comprar vinos, paso de largo al verlos.
No recuerdo la última vez que he probado uno de ellos y cuando por algún compromiso los tengo que volver, a la segunda copa me aburren

albertobilbao dijo...

Por misterios del ordenador, se ha colado el verbo "volver", cuando es beber

angel dijo...

Pues yo, por anular un fin de semana familiar, he sido castigado con una gripe que me tiene doblado desde ayer :(

pisto dijo...

El 904 de 1997 está muy bueno. Casi me atrevo a darle el título de "El mejor Rioja de 1997" aunque el Finca Valpiedra no estaba mal hace unos años.

Yo me estoy reconciliando con La Rioja Alta después de años de renegar de sus vinos. Hace más o menos dos meses, un Viña Alberdi 2001 me supo a gloria con un bacalao a la vizcaína en la zona de bistrot del Guría de Gran Vía.

Y hoy, curiosidades de la vida, me he bebido media botella de un Viña Arana 2001 que empezó un poco delgadito y que a copa parada anunciaba maderamen, pero que ha ido engordando y sacando mucha especia (clavo, pimienta, un poco de canela) al que sólo penalizaría por una cierta dulcedumbre en boca. Los trece grados son una delicia en estos tiempos que corren y el tanino pulido una infrecuencia deliciosa. Por 17 euros que me ha costado en una tienda, me ha parecido un buen vino. Se bebe bien y se beberá mejor dentro de cinco años.

Carlos dijo...

Cacahuete, la próxima vez, llevaré unas pepitas de chocolate estupendas que compré en Londres. Si las mezclas con la masa, se funden y para la parte a la que le guste el chocolate, quedan unas magdalenas deliciosas.

Carlos dijo...

Leeos esta entrevista a RGS. No tiene desperdicio.

Dice, entre otras joyas, que la alta cocina de vanguardia no la comprenden ni mil personas en el mundo. Supongo que donde dice "conprenden" quiere decir "comprendemos".

albertobilbao dijo...

Lo más significativo para mí de la entrevista es cuando le echaron del Diario vasco por presiones de los cocineros por enaltecer a Adríá

Con la cara de santos que tienen!!!!

Carlos dijo...

Pasa factura a los vascos y les recuerda a otros de dónde vienen y por qué están ahí. Como a Dacosta, por ejemplo.

emiliano dijo...

Yo la alta cocina de vanguardia no la comprendo, me la como.

Igual que me acabo de comer para desayunar un Vivalto Lungo acompañado de tres magdalenas. Luego de aperitivo me comeré unos cacahuetes.

Carlos dijo...

Muy bueno el artículo sobre amanita cesarea que ha escrito hoy Martin Ferrand en su columna. Parece que el nombre correcto en castellano es oronja.

albertobilbao dijo...

Ferrand es ya un clásico

No hay hilo que no nombre a Arzábal, Madrid es una jungla pero hay tanta gente que habla de sus lugares que si uno hace bien las cosas yo creo que a la larga por dicho efecto es el lugar más fácil para triunfar en España en este momento, por volumen de gente....

Un abrazo

emiliano dijo...

Manuel Martín Ferrand presentó el programa “Sábado cine” el año 1.977. ¡Qué tiempos aquellos en los que los sábados por la noche se emitían películas clásicas en lugar de tertulias protagonizadas por histéricos chillones!

albertobilbao dijo...

Emiliano

Y en aquellos vividos por Usted que películas echaban, mudas?

Un abrazo

Carlos dijo...

Pues está bueno, muy bueno, el Dits del Terra de la bodega Terroir al limit. Es probablemente la garnacha más rica que he probado en España.

Pero... creo que es caro. Los casi cincuenta euros que cuesta en tienda son ya precio de vino de clase mundial. Y no, no está todavía en esa gama, para mi gusto, a menos que demuestre una gran evolución en botella.

albertobilbao dijo...

Todo el mundo habla maravillas de los vinos del Terroir al limit, yo no he probado ninguno, es más no sé ni quién los vende, supongo que Vila Viniteca

Lo que es evidente es las posibilidades que ofrece el Priorat para hacer grandes vinos, a no ser que el cambio climático siga haciendo de las suyas

albertobilbao dijo...

A mí personalmente la garnacha me parece una variedad fabulosa

Carlos dijo...

Este es un vinazo Alberto, creo que lo que me bebí era el 2004. Sin embargo, hoy por hoy, no vale ese precio. No digo que no lo valga en el futuro, quién sabe.

Hay que esperar, mi experiencia con las buenas garnachas españolas -Hisenda Miret, por ejemplo- es que se caen a los poquitos años.

Ainur dijo...

Carlos, por ese precio hay que empezar a pedirle muchas cosas a un vino. Uno de los mejores tintos que he probado este año, tambien del Priorato, es un 75% cariñena y 25% garnacha. Clos Dominic Vinyes Altes, a 36.50€ la botella.

albertobilbao dijo...

Ainur

Coincido contigo en ese vino, el del 2004 era un vino para tener en cuenta

Carlos dijo...

Efectivamente Ainur, el Vinyes Altes es un ejemplo estupendo.

La garnacha que más me ha impresionado este año, ha sido un Vieux Telegraph del 2004, un Ch. du Pape que anda en los 45 euros.

el camionero de ciempozuelos dijo...

Jodo con la humildad de RGS:

"Hago el mejor rodaballo del mundo, mejor que el de ElKano.
Llamo a Holanda al proveedor para que me traigan el rodaballo, de cuatro o cinco kilos, y tiene que quedar jugoso. Sólo lo aderezo con tres cosas para buscar la perfección del producto, con la mejor sal del mundo, con uno de los mejores aceites de oliva del mundo y con vinagre de Módena, del que cuesta 130 euros el decilitro, y consecuentemente sale un rodaballo perfecto"

Interesante entrevista,dice las cosas bien claritas;pero te deja la sensacion de ¿me puedo fiar de este tio cdo hace una critica?
iendo como se expresa,y todos los intereses que hay por medio....ni de el,ni de tantos otros...

Por cierto,lo del AOVE y el vinagre de modena,es una gilipollez...en este caso;en mi opinion;y lo de la sal tb.

Carlos dijo...

He comido una poca de rodaballo holandés estas vacaciones. Ése no es el mejor rodaballo del mundo, es un poco -poquito- mejor que el de piscifactoría con crianza larga.

Ninguna cocción, por exacta que sea lo mejorará.

enoilógico dijo...

RGS fue quien, con voz balbuceante (no por la emoción), nos llamó a los asturianos que nos reunimos para probar la cocina de Quique Dacosta (entre los asistentes había cocineros locales y periodistas), paletos incapaces de entenderla. POr eso creo que este neopopulismo sea, simplemente, un neosupervivencionismo.

Envidia me dáis con esa comida que os marcásteis. La oronja es uno de esos manjares que me quedan por probar, sabiendo de antemano que me van a encantar. Lo mismo que la trufa blanca.

Cambio magdalenas por compangus y faba fresca de Pravia

Yerga dijo...

Acepto el cambio Eldi, llevo en el cuerpo desde las 18:00 medio kg de magdalenas sin levadura, es curioso están buenas,y dos chupitos de El Dorado 15 años QTC nivel 5.
Para cenar,restos de setas al estilo de San Martín de Valdeiglesias , helado de pistacho y helado de mascarpone de La Romana, otro nivel 5.
De fuentes bien informadas , o sea las mias, El Chaflán mantiene nivel gastronómico y baja los precios sensiblemente, por 65 leuros un pedazo de comida.

papito (n) dijo...

De Papito (n) a Don Emiliano:

Le estoy haciendo la ola...

Recordar a Don Martin Ferrand los sábados por la noche.

Me impresionaba ver su seguridad, su nueva manera de explicar todo lo que rodea a la filmación de una buena película. y otros temas colaterales.

Tema "The searchers", gloriosamente titulada en España: Centauros del desierto.

La escena que más me emociona es cuando avisados de que los apaches están incendiando las granjas, todos se marchan a galope tendido, incluído el "sobrino", pero John Wayne mientras retira la manta y la silla de su caballo, mira a la lontananza y su mirada es de angustia, de dolor, de pena..ya que no puede hacer nada por salvar a la mujer que ama...

Saludos a tod&s.

Carlos dijo...

Saludos Papiton, una alegría saber de ti.

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