lunes, 18 de julio de 2011

Fabada, pulpo, tortilla y buey

1. Fabada

La fabada la tomé en Prendes, en Casa Gerardo. Tenía judías, chorizo, morcilla y lacón. Una fabada asturiana de puta madre. Me suelen gustar los platos que adornan su nombre con su denominación de origen: fabada asturiana, cocido madrileño, pote gallego, paella valenciana, gazpacho andaluz, quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos. Todos presumimos de conocer el mejor sitio para comerlos. Son platos que, además de estar buenos, nos llenan el corazón de fervor patriótico: ¡viva el vino de mi pueblo, viva mi pueblo y viva la madre que me parió! La cocina no es la patria, ni el vino tampoco, pero algunos piensan que sí y buscan su identidad y su esencia en el paisaje, en el concepto de raza o en un plato de fabada, plato que sabrá mejor si al fondo suena el disco del abuelo Víctor o el de la planta 14 del pozo minero.

Antes de ir a Casa Gerardo ya sabía yo que era buena la idea de mezclar en una cacerola legumbres y carnes de cerdo, pero después de pasar por el restaurante de Prendes he salido todavía más convencido. En Casa Gerardo he vuelto a caer en la fascinación de la fabada. Y eso que yo suelo ser más partidario de los guisos con garbanzos: callos con garbanzos, potaje de vigilia, cocidito madrileño del ayer y del mañana, pesadumbre y alegría de la madre y de la hermana... Pero, ojo, que no es porque me emocione lo madrileño ni porque me guste defender las cosas de mi ciudad de esa forma bobalicona e irracional a la que estamos tan acostumbrados los españoles (aunque, eso sí: a muerte con mis colores). A mí no me tiembla vibrante el pecho cuando veo izada la bandera de la comunidad autónoma madrileña ni cuando contemplo la jeta de Esperanza Aguirre. Yo no me paso el día hablando de la movida madrileña ni se bailar el chotis. Me gustan mucho los vinos que se llaman Domaine, y nunca se me ocurriría decirle a los amigos que vienen de fuera: “te vi a llevá a probá un cocido que te vas a cagá; porque escucha, tú, que si nos has probado el cocido del sitio a donde te vi a llevá, es que no tienes ni puta idea de lo que es un cocido de verdá, y tal y tal”. No es eso, lo que ocurre es que en mi casa comíamos cocido todos los sábados, y debo tener el cuerpo más acostumbrado al garbanzo que a la judía. Como se dice ahora, soy más de la cultura del garbanzo.

Dicen que lo que a uno le emociona de verdad es volver a probar una y otra vez los sabores de la infancia, pero, aunque eso sea verdad, a ciertos platos no se les puede nunca dar la espalda. La fabada es para mí uno de estos platos por más que su sabor me evoque más a una lata de Litoral que a la cocina de mi abuela. Pero tampoco es que haya comido muchos niguiris de niño, la verdad, ni muchos magret de pato, y ahora me gustan. Como cualquier otro plato mágico, una buena fabada tiene sus secretos y los asturianos los conocen mejor que nadie. Me gusta su nombre: fabada. Parece que basta con oírlo para que entre hambre. Yo no se prepararla; no me sale buena. A mí la fabada, al igual que el cocido, me gusta de plato único, mezclando algo de carne y de judías en cada cuchara o, mejor aún, alternando cucharadas: ahora una con judías y carne, ahora otra solo con judías. Me gusta estrellar la judía contra el paladar y que se muestre resbaladiza y pringosa. Si la fabada está buena, me gusta repetir. Cuando en Madrid me entran ganas de comer fabada, me acerco al restaurante Asturianos de la calle Vallehermoso, donde creo que la hacen muy rica. Pero en espera del veredicto de mis amigos asturianos, que de esto entienden una barbaridad, les diré que la fabada de Casa Gerardo me pareció fantástica. Ligera y sabrosa. Exquisita.

Si viviera cerca, me acercaría de vez en cuando a comer fabada, fabada y más fabada, pero como era la primera vez que iba, preferí tomar el menú degustación. Es cierto que el inicio no me pareció muy prometedor. Cuando después de un cóctel de tomate (que consistía en un vaso de agua de tomate con un tomate dentro) me sirvieron un jugo de pimientos morrones que sabía a jugo de pimientos morrones, y unas lascas de manzana y nabo que sabían a lascas de manzana y nabo, me empecé a acordar del nombre de algún cocinero vasco cuyos platos todavía hoy me provocan pesadillas. Pensé que a lo mejor me encontraba otra vez en presencia de uno de esos cocineros artistas que, en su búsqueda del santo grial, consiguen platos tan delicados, tan delicados, que solo saben a eso, a delicadeza. En los años sesenta surgió una tendencia en el cine que buscaba suprimir de las películas lo artificial y lo accesorio y terminó eliminado el guión, la interpretación y todo aquello que una vez hizo maravilloso al séptimo arte. Esta cocina, como aquel cine, goza del favor de los críticos y también tiene su público, así que, por mi parte, ningún problema. Pero no se equivoquen, en Casa Gerardo estos platos tan delicados fueron el preámbulo de un banquete sensacional. Pronto apareció en la mesa una suculenta croqueta del compango de la fabada y, luego, una maravillosa ostra a la plancha envuelta en un pilpil de plancton que sabía a alguno de esos platos que te sirven en un restaurante marinero del Puerto de Santa María. Siguió después un plato llamado “cigala, café, cigala, café...”, que consistía en una soberbia cigala aromatizada con aceite de café, y un exquisito consomé de cigalas acompañado de una galletita salada con sabor a café. Es un plato que seguramente no me habría apetecido mucho si me lo hubieran explicado antes, pero que funcionó de maravilla y que pienso repetir cuando vuelva. Probamos más cosas: un fantástico guiso de tripas y migas de bacalao, unos lomos de salmonetes acompañados de una estupenda crema de patatas, un delicioso cóctel sólido de manzana y un trozo de ternera asturiana con queso. Luego, la fabada. Como nos insistieron amablemente, tuvimos que repetir: - ¿Otro poquito? - Bueno, vale, pero traiga usted más pan. No faltó tampoco el arroz con leche. No faltó de nada. Si acaso, se echó de menos una camita para echar la siesta.

2. Pulpo

El pulpo lo tomé en Ribadeo, en Casa Villaronta. Si la fabada no es un plato de mi infancia, el pulpo menos aún. Además, a diferencia de la fabada, el pulpo no me gustaba de niño. Me parecía un plato de aspecto viscoso, de textura basta y gomosa, y con un sabor parecido al que podían tener los chicles malos después de haber sido masticado durante tres cuartos de hora, por lo menos. Se trataba del bicho que había atacado al submarino del Capitán Nemo servido en las barras de muchos bares cutres del centro de Madrid, cortado en rodajas y acompañado de una mayonesa que el diablo confunda y que debe ocupar el número tropecientos en mi ranking de mayonesas de bares cutres del centro de Madrid. Además de eso, solo había probado alguna lata de pulpo en aceite, sin demasiado interés. En mi ignorante opinión, se trataba de una abominación a evitar, como la sangre encebollada o como los entresijos que servían en la Freiduría de Gallinejas de la calle Embajadores:

Para la niña y la vieja
las mejores gallinejas.
Las gallinejas mejores
están en Embajadores.

Ahora ya sí que me gustan los entresijos, las gallinejas y el pulpo, La sangre encebollada todavía no, pero no me rindo.

Aunque no se pueda decir que el pulpo sea un plato típico gaditano, a mí me empezó a gustar cuando lo probé en un bar gallego que había en Cádiz. No recuerdo ni cómo se llamaba el bar ni dónde estaba. No se si seguirá abierto, no lo creo, porque lo llevaba una señora que era ya muy mayor hace ya muchos años, pero lo que sí recuerdo es que fue allí, en Cádiz, donde por primera vez comencé a apreciar el pulpo a la gallega, un plato que es delicioso si el pulpo es tierno y sale acompañado de un chorreón de buen aceite y de un baño de pimentón y de sal gorda. Nada más. Luego, descubrí que también está bueno si se acompaña de patatas cocidas. El pulpo de Casa Villaronta no llevaba patatas. Estaba muy bueno, pero si quieren que les diga la verdad no estoy muy seguro de que dé para tanta literatura como genera. Un compañero del trabajo, natural de Ribadeo, cuando le dije que iba a visitar su pueblo me escribió un correo en el que me hablaba de las Cuatro Calles y de los bares de la calle Villafranca: “allí están los mejores sitios para tomar pulpo”, me decía; “entra donde te parezca, pues en todos está bueno”. La realidad es que, a pesar de lo que diga mi colega, no creo que merezca la pena ni uno solo de los bares de la calle Villafranca y empiezo a pensar muy seriamente que la gente que conozco es muy propensa a exagerar las virtudes gastronómicas de sus ciudades o pueblos: la calle del Laurel en Logroño, el barrio húmedo de León, la calle de las tapas en Zamora, los bares de Granada y tantos otros sitios cuyos productos suelen ser recordados con pasión y descritos con entusiasmo por sus antiguos parroquianos pero que en realidad no valen ni un pimiento. Bueno, si lo pienso un poco creo que yo también soy así y, como todos, también intento mejorar la realidad disfrazándola con un vestido más bonito del que en realidad tiene.

Como ya he dicho antes, el pulpo de Casa Villaronta sí que estaba bueno. Quizás no tanto como el que nos sirvieron en una encantadora taberna del puerto de Viavélez en la que hace pocos años oficiaba Paco Ron, pero estaba bueno. Lo malo fue que vino acompañado de una ración de calamares fritos fríos que hubo que devolver a corrales y de un trozo de empanada parecida a esas que se venden envueltas en celofán en cualquier panadería cochambrosa. Mi consejo en Villaronta: un plato de pulpo, una caña y a otra cosa. Si estáis por la zona y queréis probar una empanada deliciosa, acercaros a Luarca, que no está tan lejos, y sentaros en el estupendo restaurante Sport a comer su empanada de merluza. No admite comparación.

Probé salpicón de pulpo en Peñalba, cazuela de pulpo y almejas en La Solana, y empanada de pulpo en un bar del casco viejo de Viveiro. Yo buscaba también comerme un plato de fabes con pulpo en su tinta, pero no encontré donde. He comido mucho pulpo. Tanto, que una noche un pulpo revivió en mi estómago y el bicho vengador comenzó a expulsar tinta y furioso atrapó mi lengua con sus tentáculos. Yo quería gritar, pero, como os podréis imaginar, resulta imposible hacerlo si tienes un pulpo vivo en el estómago que te agarra la lengua y te llena la boca de tinta. Era espantoso, pero cuando más angustiado estaba me desperté y fui al baño. Al día siguiente no pedí pulpo en el restaurante, pedí tortilla.

3. Tortilla


La tortilla la tomé en Valdoviño, cerca de Cedeira, en la Taberna do Puntal, acompañada de un Ribeiro Viña Mein. La podía haber acompañado de cualquier cosa, pues la tortilla sienta bien con el blanco, con el tinto y con el rosado; lo mismo liga con la Viuda de Clicquot que con el Marqués de Riscal; le va de perlas al Rioja, al Ribeiro y a la manzanilla de Sanlúcar de Barrameda; acompaña con acierto a la cerveza y al vermú, al bitter Cinzano soda y al whisky con hielo; marida con la Coca Cola, con la Fanta naranja (y delicioso limón) y con la tónica Schweppes; si le insistes un poco, se lo sabe montar con el zumo del desayuno, con el café con leche, con el Cola Cao y con el agua de Bezoya, que agranda el espíritu y ensancha el corazón.

Está buena con cebolla o sin cebolla; con el huevo así o asao; la de Lesaka, la de Gabino o la de Betanzos; la de mi madre o la de la tuya, en tu casa o en la mía; con tomate frito, con mayonesa, con salsa brava o con el mojo de Kalakahua. Se puede tomar en pincho, en ración o en bocadillo. El bocata de tortilla es ideal para la merienda, para el almuerzo de media mañana, para llevártelo al campo de excursión o para que te lo zampes en el intermedio de un partido de fútbol (aunque aseguran que si el partido es del Atlético de Madrid conviene tomar también, por precaución, un antiácido). Es un bocadillo que puedes comer despreocupadamente mientras estás en Babia o piensas en Las Batuecas, pero si lo prefieres puedes también prestarle la atención que se merece y reflexionar mientras tanto sobre la comida, sobre el acto de comer o sobre el sentido de la existencia. Es un bocadillo que sirve tanto para la segunda edición del Telediario como para la segunda parte de El Padrino, se que fuiste tú Fredo, me destrozaste el corazón. Es apto para matar el gusanillo o para matar el hambre, para celebrar una noticia que te provoca ilusión o para olvidar un desengaño amoroso. Se puede tomar leyendo una Égloga de Garcilaso o el Marca. Sirve para cualquier situación. Y si estás harto de la situación basta con que le des la vuelta a la tortilla.

La tortilla está buena a cualquier hora. No hay mejor aperitivo que un pincho de tortilla; ni mejor cena. Cuando me pongo a imaginar una velada veraniega ideal, no pienso en un buen champán francés ni en una cena con velitas para dos, que siempre es con otra, amor, nunca contigo, bien sabes lo que digo, sino que pienso en una tortilla de patatas, un tomate aliñado y un porrón de clarete. Puede ser una entrada o un plato principal. Destaca tanto en una cena informal como en un banquete de gala, en una boda o en un divorcio. La puedes compartir o comértela tú toda. Ná te debe y ná te pide y, como la bien pagá, sabe compartir contigo penas y alegrías. No es impaciente y te puede esperar si estás ocupado, pues está buena caliente, templada o fría (nunca recalentada). Si quieres la puedes servir acompañada de unas croquetas o de un plato de jamón, pero no es necesario porque ella sola se basta y sobra para dar placer. Es capaz de adaptarse a tu estado de ánimo y en mi opinión le va muy bien a las canciones de Concha Piquer, a las de Cole Porter y a las sinfonías de Beethoven, pero nada impide que tú lo intentes con los Sex Pistols, con Perales o con Georgie Dann, pues ella sabrá ponerse agresiva, mimosa o pachanguera, según convenga.

La tortilla se puede hacer de muchas formas, pero hay que hacerla con cariño porque si no, puede volverse desagradable. En muchas cafeterías se pueden comer tortillas desagradables. Mi tortilla favorita tiene cebolla, mucha cebolla, la patata frita a fuego medio y abundante huevo para que quede jugosa pero sin pasarse. En Madrid, la que más me gusta es la que sirven en La Penela. La que tomé en la Taberna do Puntal era fantástica. Fue una recomendación de Yerga que yo os transmito. Comí percebes, tortilla y una ración de marrajo que nunca olvidaré. Fue una gran comida. Durante el viaje hubo otra tortilla, en La Casilla de Betanzos, pero no me gustó tanto.

4. Buey


El buey (cecina, hamburguesa y chuletón) lo tomé en Jiménez de Jamuz en El Capricho, cuando volvía para Madrid.

Estaba cojonudo.

181 comentarios:

Carlos dijo...

No comparto con el autor la desafección por el pulpo a feira. Me parece uno de los platos de fusión, de creación más o menos reciente, más logrados de la cocina española. Y de los más simples, también, cuatro ingredientes.

El punto que me gusta es "al dente". En Madrid no he comido ninguno bueno, básicamente porque, al recalentarlo, lo pasan.

Sin embargo la tortilla al estilo de Betanzos no me mata, la prefiero un poco más cuajada, sin llegar a ser un mazacote.

En cuanto a la fabada, creo que el gran avance en los últimos años, ha sido el uso de faba congelada en lugar de seca. Cuando se deshidrata, volver a hidratarla sin que se rompa al cocerla es tarea imposible. Sólo funciona los primeros meses.

Carlos dijo...

Y por último, he comido buen buey, pero mejor vaca vieja. Askua es el sitio.

lagerun dijo...

Hace unos meses tuve la oportunidad de conocer Casa Villaronta y, la verdad, el pulpo me gustó muchísimo. Me pareció "diferente".

En cuanto a la fabada, y aunque respeto las fabadas delicadas, soy más de las fabadas canallas, de las de toda la vida, de las que tomaba la gente de campo. Un ejemplo de ellas es la que elabora servidor. Tiendo a obsesionarme tanto por el punto de la fabe que en ocasiones se me pasa. Pero como hago unas 10 al año, alguna sale en su punto.

Por último, la tortilla me gusta también como a Carlos, algo cuajada, sin pasarse. La de La Niña, en el callejón del Mercado de la Paz, me gusta.

Espeto dijo...

Se me habia quedado colgado esto en el post anterior.

Tres apuntes sobre vinos:

En primer lugar, el procupante bajón de calidad del Jerome Prevost La Closerie Les Beguines, uno de mis champagnes favoritos. Las últimas botellas, decepcionantes. Será la pinot meunier que es así de irregular.

En segundo lugar, un vino intrigante: el Domaine Marquis d'Angerville Meursault-Santenots 2000, muy glicérico.

Y por último, el alucinante Binner Riesling Kaefferkopf 1995 SGN. Un productor que nunca me entusiasmó y que te demuestra en una botella lo atrevida que puede ser la ignorancia.

Espeto dijo...

Veo que Emiliano se ha embarcado en una búsqueda espiritual hacia los orígenes del sabor, supongo que influido por la obra de los grandes cocineros naturalistas de nuestro tiempo. Puedo verle en su coche, bocadillo de choped en mano, leyendo los textos magistrales de Redzepi o Alija y tratando de vislumbrar el umbral de la sapidez de un cardo rojo o de un cardo de la isla de Eklund. Esa busqueda que le ha conducido a la fabada, el pulpo, la tortilla y el chuletón - platos sutiles y delicados donde los haya - cargada de simbolismo e ironía. Enhorabuena por hacernos reflexionar.

Espeto dijo...

Dicho lo cual, a mí la fabada de Casa Gerardo me gusta. Pero colocada al final de un menú degustación, antes de un arroz con leche y, por muy fina que sea, me parece una barbaridad. Cuando se va a comer fabada, se va a eso.

Yo también soy de tortilla algo más cuajada, cremosa. En La Encian de Palencia se acercan bastante a mi ideal.

lagerun dijo...

Coincido completamente con el comentario de que cuando se va a comer fabada, se va a eso. Igual que cuando se va a comer cocido, no se te ocurre tomarlo de quinto plato.

Carlos dijo...

Yo creo que en Asturias y en Galicia hay una obsesión por la cantidad que hace que se ofrezca fabada hasta en tupper, por si queda hueco.

Hay un sitio en Alcobendas, cerca de la estación de tren de Valdelasfuentes donde hacen una versión que anda a medias entre la tortilla francesa y la de patatas. Me gusta mucho, si no la salaran tanto sería una de las mejores de Madrid.

Carlos dijo...

Hay una delgada línea entre nacionalismo gastronómico e identidad culinaria. Esta semana pasada, cuando leí la noticia sobre el Basque Culinary Center y su promoción de producto vasco, se me ocurrió que podría escribir sobre ello. Me lo voy a perdonar, no daría más que problemas.

No me gustan los sitios sin identidad, sin personalidad propia. Sin embargo empiezo a ver demasiados restaurantes donde se produce la peor combinación: falta de personalidad y nacionalismo. Se resume todo en lo mismo: carrillera de mi país guisada en sarmiento de mi pago.

Supongo que todo el mundo tiene derecho a comer carrilleras y tartar de atún, pero yo no me hago 500 kms. para comerme eso.

emiliano dijo...

Joder, Numeritos, no nos hemos cruzado de milagro.

Bibendum dijo...

A mí también me parece una barbaridad lo de ofrecerte la fabada de décimo plato, por muy desengrasda que esté. Si no son capaces de ubicarla en su menú entre tanta exquisitez, que la ofrezcan en uno alternativo de plato único más arroz con leche, que es de lo que se trata.

Yo estuve a punto de palmar dos veces cuando pasé por allí. La primera, al intentar dar cuenta de la dichosa fabada y, la segunda, al intentar convencer a la número de la Guardia Civil de los rayos X del aeropuerto de Asturias de que aquello que intentaba colar en el avión no era un explosivo de consistencia pastosa sino los restos del arroz con leche que no había podido comerme en un restaurante de la provincia.

lagerun dijo...

Ofrecer una fabada que se presupone como Dios manda en un menú que empieza por:

- Cóctel de tomate
- Jugo de pimientos morrones
- Lascas de manzana y nabo
- Croqueta de compango
- Ostra a la plancha envuelta en un pilpil de plancton
- Cigala aromatizada con aceite de café
- Consomé de cigalas acompañado de una galletita salada con sabor a café
- Guiso de tripas y migas de bacalao
- Lomos de salmonetes acompañados de crema de patatas
- Cóctel sólido de manzana
- Trozo de ternera asturiana con queso

Me parece un absoluto disparate.

Quizás tenga sentido ofrecer una croqueta de compango de fabada, como guiño a lo que vendrá después. Pero no acabo de encontrarle mucho sentido a todo lo demás.

Ah! y después del dislate, arroz con leche.

Un día escuché a un afamado cocinero una frase que me pareció puro sentido común: en una comida, sea la que sea, hay que llegar al café con ganas. Y con ganas es con un hueco aún en el estómago que te permita disfrutarlo.

Carlos dijo...

Es una de las razones por las que voy menos a Viridiana de las que me gustaría. Acabo pasando un mal rato por exceso de cantidad, no soy capaz de dejarme nada en el plato.

Los menús, salvo que el cliente lo pida expresamente, deben estar equilibrados. La cantidad, no repitiendo productos, no excediéndose de marisco o de casquería... en fin, que no sólo se trata de ofrecer ocho platos brillantes, sino equilibrados.

emiliano dijo...

Lo de la fabada en Casa Gerardo tiene una explicación. Parece ser que era mucha la gente que comía el menú degustación y al final preguntaba si les podían ofrecer una prueba de fabada.

Lo que han hecho los Morán es oficializar esa prueba, de modo que ya no tienes que pedirla. Al final del menú sale un camarero con la fuente de la fabada y te pregunta si quieres un poco. Si le dices que no, se va por donde ha venido con una sonrisa. No le veo yo tanto problema.

emiliano dijo...

En cambio lo de Abraham sí que es para mirárselo, sí

Carlos dijo...

Hablando de los Morán, Pepe RR será el cocinero homenajeado este mes. La crítica de Capel este sábado sobre el Niemayer y su versión de Arzak, fue dura, en mi opinión.

lagerun dijo...

Emiliano, pero ¿no crees que es chocante que en Casa Gerardo no haya un menú (degustación o llamémosle como sea) que gire en torno a la fabada?

Carlos dijo...

Caius Apicus, sobre una receta de callos de bacalao con piñones de Aduriz, que no sabe a bacalao pero que ganó un premio.

Carlos dijo...

Lagerun, yo creo que si la hubiera, habría de ser fabada de primero, de segundo y si me apuras, de postre.

Yo pensaba que había algún menú "clásico", tipo el que tiene Manzano en La Salgar. Que por cierto hace una muy buena fabada.

Il Trovadore dijo...

Obsesión por la cantidad en Galicia? Son ustedes unos blandos.

Mi abuela, cuando no podíamos con el décimo filete (después de otros tantos platos) preguntaba si estábamos enfermos.

Y las bodas tradicionales, comida y cena sin levantarse de la mesa...que carallo!

Il Trovadore dijo...

De tortillas de Betanzos, la mejor la del mesón Palucho.

Excepcional también la de El Manjar; lo malo es que hay que aturar al dueño.

Y soberbia la del bar al lado del trabajo, con huevos caseros y patatas de Coristanco; o eso dice.

Saludos.

Carlos dijo...

Il Trovadore, cuando fui a Galicia la primera vez, me sorprendió que hubiera bodas de 3,5 y 7 mariscos. Las de 7 mariscos eran las buenas, las que se alargaban hasta la noche. Nunca antes había merendado percebes.

Jorge Díez dijo...

Eso sí que ha sido un recorrido racial. De la misma tacada Casa Gerardo, el Villaronta y El Capricho. Me quito el sombrero.
Pero ahora voy a entrar en el tema de la fabada, su estilo y su presencia en ese menú. Primero, hablar de la peculiar fabada de Casa Gerardo y tratar de buscar la mejor de Asturias es un debate que entra en la misma casilla que el relativo al sexo de los ángeles. Hay dos cosas que hacen los Morán con la fabada y que han conseguido poner sobre la mesa, para discutirlas o para imitarlas: el uso de la faba fresca -que conservan congelada después- y el desgrasado. Lo primero coincido con Carlos en que es un acierto, en que mejora el resultado del plato. Y desde que la tecnología pone a nuestra disposición congeladores dignos no supone ningún problema ni una herejía: otra técnica de conservación de la legumbre como lo es su secado. Lo del desgrasado es lo que levanta pasiones regionales. Cambia el carácter tradicional del plato pero a mí también me parece bien. Su textura -la de legumbre y carnes- y su sabor se mantienen, se hace más fácil de asimilar y desde luego se ajusta más a las necesidades calóricas de hoy día y es más saludable. Ahora bien, que hay otras fabadas tradicionales en mil sitios y que pueden gustar lo mismo, más o mucho más, sin duda. Cuestión de gustos.

emiliano dijo...

No se si tendría mucho sentido hacer un menú en torno a la fabada, lagerun. A mí me parece un plato demasiado contundente, pero igual se podría hacer un menú de platos clásicos e incluir también la prueba de fabada.

En casa de los Morán pasa un poco lo que en el portal de Echaurren, que todo el mundo que iba a probar el menú del hijo le terminaba pidiendo las croquetas y al final se incluyeron en la degustación. La fórmula te podrá gustar o no. A mí desde luego me pareció bien. Tengo pocas oportunidades de ir a casa Gerardo y pude tomar el menú sin perder la oportunidad de probar un poco de fabada. Pero lo más importante de todo es que la fabada estaba buenísima.

Jorge Díez dijo...

Separo lo de la presencia de la fabada en el menú porque también es tema de discusión regional.
Sinceramente creo que está en ese menú porque no hay más remedio y muy a pesar de algunos (clientes y quizá de la propia casa, quién sabe). Es ese rasgo de tipismo "que hay que tener", el peaje que se paga a la tradición de la casa. Y como hay multitudes que lo piden, con criterio discutible, en mi opinión, pues ahí tiene que estar. Tanto la fabada como el arroz con leche no son congruentes con el resto del menú. Hacen la función de esa degustación de platos tradicionales de la casa "por aclamación popular" pero están metidos con calzador. Claro que, como bien dice Emiliano, a nadie obligan a comerlos, ni fabada ni arroz.
Para resumir (que no se me da bien), que yo no iría a Casa Gerardo para comer fabada y arroz con leche, vamos, que no hago ni 40 kilómetros por ese motivo. Sí los hago, con gusto, por otros platos de ese menú.

Numeritos dijo...

Me gusta el post. Menos la tercera parte, donde se dicen muchas tonterías.

Numeritos dijo...

Yo creo que en Casa Gerardo sí hay un menú de fabada, arroz con leche y similares. Desde luego, lo había.

lagerun dijo...

Yo, en cambio, voy a Casa Gerardo a ponerme hasta la bandera de fabada y arroz con leche. Me ahorro, en cambio, el resto del menú degustación.

En cambio, coincido con Jorge en alguno de sus comentarios acerca de "lo que hay que tener" y de la "aclamación popular". A pesar de que creo que esas son las cosas que desvirtúan la personalidad de los restaurantes, y al final, de las regiones.

Al final, nada como la fabada de mi abuela. Aquella no estaba sometida a presiones mediáticas.

lagerun dijo...

Numeritos, en su día lo había, seguro. Yo lo tomé. Y además de arroz con leche tenían de postre unas fresas con nata algo espectacular.

Nopisto dijo...

Luces y sombras en Usera

Vayan quitando de sus agendas el Royal Cantones de Usera, no merece la pena el viaje. Apunten, por el contrario, El Chipirón en la calle del Olvido 44, donde manejan un género de primera al que le hacen pocos aspavientos, ni falta que le hace.

emiliano dijo...

¿Qué pasó en el chino, Nopisto?, ¿te sirvieron fabada agridulce?

pisto dijo...

Por partes:

- Una faba, dos fabes, tres fabes.

- Potente o desgrasada... cuestión estilística. A mí me gustan ambas... pero la de Casa Gerardo a mí me parece la sublimación de la fabada.

- En Casa Gerardo se puede comer fabada y arroz con leche y salir tan campante. Los menús son una opción más.

- Congeladas o secas: el 99% de las fabadas se hacen con faba seca. Casa Gerardo es un pionero en esto. El problema es que la faba asturiana no es especialmente fina de piel y que, además, la producción es muy pequeña, por lo que muchísimas fabadas se hacen con faba de más allá de los pirineos, y de calidad inferior.

- El menú degustación: tienen varios, uno de ellos que llaman Menu CG, cuesta unos 60-65 euros (Iva incluido) remata con un platillo de fabada que se come perfectamente y que es un contrapunto excelente. Hace tres semanas comí allí y habría sido imperdonable perderme la crema de pepino con bacalao (¡mi-maaadre qué gozada untuoso-melosa) la merluza ibérica (¡qué plato!) o el culón (¡qué ternura, qué sabor!). El caldo de morrones me dejó muy frío, sin embargo.

Carlos dijo...

Una cuestión sobre la grasa. En efecto, la fabada desgrasada es más ligera, se digiere mejor.

Pero hay dos factores que no hay que olvidar. La grasa, se emulsiona y le da textura a la salsa. De hecho, si no se usa grasa, ¿qué se usa? ¿la verdura batida? Queda más basto, menos untuoso. ¿Cuál es la solución fetén?

El segundo es que, quitando la grasa, quitamos sabor.

Yerga dijo...

En cuestión de fabadas me declaro abiertamente "gerardista",me gusta desengrasada.A mas a mas reconozco que ,incluso con la misma materia prima (casi), no he conseguido hacerla igual ni de lejos, algo que no me ocurre con los callos y con La Tasquita de Enfrente como todo el mundo sabe.
En cuanto al pulpo solamente un breve apunte a tan poco erudita exposición , es lógico que el autor no disfrutase en su infancia con el pulpo en Madrid, hasta hace relativamente poco tiempo era imposible encontrar en Madrid otra cosa que no fuera una especie de carpaccio reseco asaltado con un pimentón infame y rociado con las sobras de la freidora, mucho hemos sufrido los que vivimos en la capital con esos supuestos pulpos a feira.
Me alegra que te haya gustado la tortilla del Puntal Numeritos.

Yerga dijo...

Otro apunte a lo del pulpo y antes de que se me anticipe Ka, en casa el pulpo lo hacemos mas bien al dente, algunos ignorantes incluso lo pueden considerar duro.
Los no ignorantes también.

emiliano dijo...

Yo también me he hecho “gerardista” a pesar de esos delicados jugos que, por lo que veo, tampoco le han gustado mucho a Pisto.

Pero tanto hablar de la estupenda fabada de Casa Gerardo y estamos pasando por la alto la empanada de merluza del Restaurante Sport de Luarca. Un auténtico QTC nivel 5.

Il Trovatore dijo...

Muchas de las fabadas asturianas se hacen con fabas de Lourenzá. O eso dicen por estos lares.

pisto dijo...

Por cierto, yo también relacioné el plato del agua de pimiento morrón con Joseán M. Alija.

Muy oportuno el comentario de Carlos respecto a la grasa y el sabor: Si nos enfrentamos a una fabada de Casa Gerardo, podremos observar cómo el caldo es limpio y transparente como si de un consomé se tratara. No hay tal emulsión de grasa. Y, sin embargo, en ese caldo tan fino hay una verdadera concentración de sabor.

Quien haya estudiado en una escuela de cocina prestigiosa sabrá lo difícil que es hacer un consomé comme il faut.

Pues eso es lo que consiguen con su fabada en Casa Gerardo... sabor sin (aparente) grasa, unido a un compango de primera, y a una faba sin piel, pura mantequilla.

Carlos dijo...

Un consomé bien clarificado es una medida de buen cocinero. El otro día, Jesús Segura, nos dio uno de setas gelatinizado, que quitaba el hipo.

angel dijo...

nopisto es un exagerado, la fabada del chino estaba bastante buena

Carlos dijo...

vía El Mundo, Homenaje de unos cuantos -muchos- amigos a Adriá y Soler.

La foto no les hace justicia. O sí, que son del Barsa, leches.

Carlos dijo...

En el Pepe Vieira, hacían algún plato con faba de Lourenzá, Il Trovatore. Por desgracia para mí, en verano se dan al pescado macerado.

Yerga dijo...

A mi el Bund, creo que lo comenté , me pareció un buen chino, no un sitio para peregrinar , pero RCP, está bien, salimos a unos 20 euros y los dimsum no estaban nada mal, el pato crujiente crujía.
Y ya está, un buen chino.

Cesar Tintorero dijo...

Carlos,
En Madrid para comer buen pulpo te recomiendo Vilalua en la calle Ayala. Cojonudo con una botellita de Algueira o Sameiras

Cesar Tintorero dijo...

En cuanto a tortilla, en Madrid me quedo con la de El Quinto Vino y la de Tamara.

Fartón dijo...

Pues a mí me gusta la sangre encebollada (sabores de mi infancia), el pulpo al dente de varios bares de Lugo, la tortilla de los mismos bares y la fabada de mi amigo Ramonet (que por algo tiene un hijo Ramonín).

César Martín dijo...

Carlos, tú que eres experto en pulpo prueba un día el de "La casa del pulpo" en C/ Almendrales en Usera. Es otro bareto, no esperes lujos pero el producto es muy bueno. Además está muy cerca del famoso Chipirón. Si te animas dame un toque.

Un saludo

emiliano dijo...

En La Casilla tomamos unas cigalas regulares, una carne asada sabrosa pero un poco seca y su famosa tortilla. A mí me gusta la tortilla poco cuajada, pero aquí se pasaron un poco. En realidad se pasaron una barbaridad: eran patatas nadando en huevo crudo.

En conjunto La Casilla no me gustó.

emiliano dijo...

Tendré que volver a Betanzos (el pueblo es precioso) y seguir esta vez las recomendaciones de Il Trovadore.

IL TROVATORE dijo...

La Casilla hace tiempo que me sacó de mis casillas.

Cigalas? Mucho mejores las del Pirri, amén de su famoso pulpo...y sus temibles estoconazos.

Tortilla? La de Palucho (a 1 km. de Betanzos, por la carretera que va a Oza dos Ríos). Y con unas truchas y una ensalada no pasas de 20 euros.

Carne Asada? La de la Penela, en plenos soportales del pueblo, es imbatible.

IL TROVATORE dijo...

Pues sí, Carlos. Recuerdo un guiso de fabes con anguila y setas que estaba de p.m.

Martina dijo...

enhorabuena por el post, me ha encantado y estoy de acuerdo en que ni el Húmedo, ni la Laurel, ni Granada ni Zamora en cuestión de pinchos valen un pimiento... Si acaso una docena de bares entre los cuatro sitios aun son gloriosos. Y mira que me duele reconocer eso de mi querida Laurel!

Una pregunta, en El Capricho, que guarnición acompaño la carne??

Martina dijo...

enhorabuena por el post, me ha encantado y estoy de acuerdo en que ni el Húmedo, ni la Laurel, ni Granada ni Zamora en cuestión de pinchos valen un pimiento... Si acaso una docena de bares entre los cuatro sitios aun son gloriosos. Y mira que me duele reconocer eso de mi querida Laurel!

Una pregunta, en El Capricho, que guarnición acompaño la carne??

Martina dijo...

Carlos, sobre lo de la verdura batida para engordar el caldo, en un sitio que conozco preparaban los caparrones de Anguiano así, pero añadiendo a la verdura antes de batir, el hueso con su tuetano ( o cañada, como lo llamaba mi abuelo). El hueso queda molido o pulverizado y el caldo de los caparrones era consistente. El lugar es La Venta de Goyo, cerca del pantano de Mansilla, no se si sigue abierto.

txangu dijo...

Cuando yo hago alubias, trituro las verduras, la fabada no lleva ninguna verdura (vamos, que yo me tiro más al pote, alubias con sacramento o como lo quieran ustedes llamar). Otra cosa es triturar unas cuantas alubias, algo que a mi no me gusta hacer porque le da textura harinosa al asunto y además de pega al fondo.
Y la grasa da sabor al principio, pero cuando sube ya lo ha dejado en el caldo y se puede retirar tranquilamente.
Anoche cayó el Chateau des Tours 1999 Vacqueyras de Rayas. Cosa rica y persistente.

Carlos dijo...

En el libro de Quique Dacosta explica el porqué de no dejar cocer los fondos de pescado más de media hora.

Creo recordar -a grosso modo- que cuando el fondo lleva ya un tiempo, las espinas sueltan su proteína, dándole textura al caldo. Luego, el arroz no queda suelto.

Carlos dijo...

César Tintorero, en Vilalúa estuvo mi cuñado hace un par de meses y le encantó. Me dijo que la richada no está al mismo nivel, pero el resto, incluyendo los percebes, de primera. Y los gallegos con eso son tremendos.

emiliano dijo...

Martina, en El Capricho las guarniciones se piden aparte. Tienes pimientos fritos, pimientos asados, patatas fritas y ensalada. Yo tomé cecina, lengua de vaca, ensalada de lechuga y un chuletón de buey. Luego probé unas hamburguesas de buey que estaban aún más ricas que las Big Mac. Lo que no me gustó fue un postre de tres chocolates que era pura gelatina.

kalakahua dijo...

Emiliano, y después digestivo y al volante, como DGT manda

Carlos dijo...

Esta noche, de guarnición para un cogote de atún, voy a hacerme un asadillos de pimientos.

El pimiento asado al horno 30 minutos a 120 grados, con un poco de aceite. Finalmente ajo groseramente cortado, comino, un golpe de vinagre y mezclado con un poco de tomate concassé todo ello pasado por la sartén unos segundos.

emiliano dijo...

Pero el café me lo tomé con sacarina, Kalakahua.

emiliano dijo...

Y lo que no te había contado es que el viaje de vuelta a Madrid lo hice al lado de una preciosa rubia que no paraba de decirme obscenidades al oído.

Espeto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Espeto dijo...

Quisiera llamar su atención de todos ustedes, gente, sobre la portada de LADL. Allí en la parte superior a la derecha verán un enlace que lleva a un artículo de Fernando Angulo sobre el Mercado de Sanlúcar que ahora quieren demoler unos políticos con poca cabeza.

Al que me firme en contra de su demolición le invito a una copita de Aurora y una tortillita de camarones en Balbino. Si me consigue diez firmas, a bandeja de acedías en el Bar Navarro. Verás tú si consigo más apoyos yo que los politicuchos esos.

emiliano dijo...

Me debes una bandeja de acedías en el Bar Navarro.

Weirdo dijo...

Yo ya he encargado mesa para todos en el Navarro...

Paga el Sr. Espeto.

emiliano dijo...

Qué mano tienes Weirdo. Es más difícil reservar mesa en el Navarro que en Casa Roca.

Weirdo dijo...

Emiliano,ya me gustaría a mí poder reservar mesa en el Navarro, aun no he llegado a ese nivel. La ha conseguido No Pisto que es quien manda por aquellos lares.

Gerardo dijo...

No tenía ni idea de los siniestros propósitos de derribo del entrañable mercado de Sanlúcar y, la verdad, me he quedado sobrecogido. Me cuesta creer que no pueda volver a comprar acedías, marrajo, borriquete, papas, coquinas... Hasta los churros tienen un sabor especial. Yo ya he firmado, pero por favor, hasta quienes no lo conocéis, firmad. Es, sin dudarlo, un hito del patrimonio gastronómico mundial.

Carlos dijo...

Las acedías son cosa fina.

carlos dijo...

Espeto, como llego tarde, te sigue valiendo algo sobre FFM? Vago que es uno.

Carlos dijo...

Dice Arturo Pardos, somewhere over the net, que en la Gastroteca, medio tartar, era un tar.

Fartón dijo...

Espeto, Weirdo, ya está firmado. Y lo he circulado por ahí. Cuánto despropósito...

Blog De Vinis dijo...

Fernando pasó el enlace, pero lo de las acedías donde los Navarro, unido a la tropelía que hay que impedir a toda costa (habrá que ir, para impedir lo del derrumbe y para comer las acedías; que vayan poniendo unas pijotas también...), me parece ya definitivo. A por ellos, y a firmar!!!
Joan

Jesús Melitón dijo...

Necesito coordenadas para Oporto, pues hace ya diez años que no voy. Tres días con Infantería de Marina (niños, quicir). ¿Qué no debo perderse un aficionado a la cosa gastro?

compangu dijo...

La fabada de CASA GERARDO está cojonuda.


Lo que no quita para que:
1º Decir que es "La Mejor Fabada de Asturias" sea decir una chorrada.
2º Servidora sea defensor de las fabadas que no están sometidas a un alto proceso* de desgrase/desengrase (que nunca sé cómo se dice).
Como me dijo Carlos en un remoto comentario dejado en un blog pofesioná (y que vuelve a repetir por aquí): "la grasa sabe"

*Digo lo del alto proceso, porque a casi todas las fabadas se les quita parte de la grasa (dependiendo del compangu utilizado).


Y en cuanto a la tortilla, yo también soy partidario de la poco cuajada... pero sin pasarse, como tengo la impresión que sucede con la famosa de EL MANJAR (VER VÍDEO)

emiliano dijo...

En el mercado de Sanlúcar se venden buenos churros Gerardo, pero si quieres tomar churros QTG, vete donde La Guapa de Cádiz. Ya lo dijo Larry Bird: “Hoy he visto a Dios disfrazado de churro de La Guapa”

emiliano dijo...

Melitón, yo la última vez que pasé por Oporto fue el año que murió José Bódalo. Voy a desempolvar mis apuntes.

Jesús Melitón dijo...

Hoy han estrenado 'Comer, Beber y Amar' en Antena 3 que supongo que un cinéfilo como Emiliano no e habrá perdido. Lo único que me ha quedado claro ha sido:
1. Que por más que pienses que has visto al tío más blandengue del mundo siempre aparece otro que lo es más.
2. Que en Mijas hay un sitio de intercambio de parejas en el que no piden el Libro de Familia y que lo de comer allí no es lo de la cosa gastronómica precisamente.
3. Que Espeto canta muy bien el himno de San Bernabé, patrón de Marbella.

Eso y que en este país estamos tontos y que lo que nos pasa lo tenemos más que merecido. Y que vamos a másss. A más a más.

emiliano dijo...

Melitón, no pude ver “Comer, Beber y Amar” porque me he hecho pulpeiro, y como buen pulpeiro he tenido que ir a comer pulpo al sitio de la calle Ayala que recomendó el otro día César Tintorero.

emiliano dijo...

Y ya siento haberme perdido a Espeto cantando himnos, que Espeto cuando canta es un crack, catacrack.

Holden dijo...

Y el pulpo de la Calle Ayala qué tal. Porque a Usera, como recomendaba César Martín, no creo que vaya. La última vez que estuve por allí, creo que fue en el fallido concierto de Lou Reed en el Moscardó. Y no guardo, precisamente, buenos recuerdos.

juanjo dijo...

ayer volví por ANTOJO. No lo había hecho desde nuestro homenaje hace unos meses.

Me gustó mucho. Muy buena comida y mejor trato.

No es tan mediático como otros pero se come QTC.

juanjo dijo...

y el sábado estuve en EL BOHÍO.

Emho el mejor restaurante de "Madrid" pero para gustos...

Poco más se puede decir. Nivelazo en todo, ningún pero.

Carlos dijo...

En El Antojo creo que tenían este verano un menú a 40 euros.

txangu dijo...

El otro día por fin les puse a los enanos «Vacaciones en Roma». Se lo pasaron como tales, y ya me piden pasar por la casa natal de Audrey Hepburn y tal y tal. E ir a Roma, claro.

Espeto dijo...

Lo que hacen ustedes por un plato de acedías. En fin, un trato es un trato, pago yo. Pónganse en fila y organizamos algo para este Otoño. Ahora ya les advierto que en el Bar Navarro se estresan poco o sea que no me vayan a venir todos de golpe.

A Emiliano le daremos un par de euros para que se vaya a comprar un papel de churros.

Melitón, te iba a preguntar dónde se puede ver el engendro ese pero no estoy muy seguro de querer verlo. Lo del local de intercambio en Mijas me tiene perplejo (aunque debo decir que no es la primera vez que escucho hablar de él).

txangu dijo...

El otro día tuvimos por aquí a maese Aloque, junto a otros dos comensales. Dado que el tiempo nos dio una tregua, pudimos hacer cena más o menos de barbacoa.
El menú se compuso de quisquillas locales y tomates cherry en rama asados en la barbacoa con AOVE, orégano y albahaca.
A continuación, boudin blanc y noir, chipolata de campagne y también normal. Pasamos después a solomillo de cerdo ibérico, entrecots de Angus y de buey irlandés.
Desde 150 minutos antes de que llegaran, puse a cocer un cacho de vaca con hueso, un par de dientes de ajo aplastados, cebolla, puerro, granos de pimienta, vino tinto y un tarro de trompetas de los muertos. Mientras, en una sartén grande y en el fuego más pequeño a potencia mínima, puse un magret de pato (de los destinados a foie) con la piel hacia abajo (con sus rombos y tal) a que fuera fundiendo la grasa. Según la soltaba, la depositaba en un cacharro bajo y ancho en el que ya había picado cebolla y puerro. Así durante cerca de 1 hora. Cuando ya no le quedaba más grasa, retiré el magret y poché someramente las verduras.
Al darle la vuelta a los entrecots, sofreí el arroz con lo anterior, y mojé con el caldo hirviendo. 4 minutos antes del final, magret a la barbacoa 1 minuto por el lado de la piel y un poco más el resto. Preceptivo reposo (del arroz y del magret, para que reparta jugos), fileteado y a comer. Salvo un poco de exceso de grasa que lo hacía más untuoso que meloso, QTC5.
Tabla de quesos (Stilton, Chaumes, Comté 12 meses), chocolates y dulces marroquíes de alta gama (gracias por descubrírnoslos).
Los vinos Poll-Faber Auxerrois Grand Cru 2004 de Luxemburgo, Chateau Les Apies 2003 de Provenza, Coume del Mas Abysses 2007 de Collioure, R de Rieussec 1988 y la bota 19. Después, un poco de ron Zacapa reserva centenario 23 especial... comprado hace 20 años.

emiliano dijo...

Muy rico el pulpo en Vilalúa, Holden. Probamos también una buena carne richada acompañada de patatas fritas, unos pimientos de padrón y un trozo de empanada de bonito con harina de maíz. De postre un queso de tetilla gallego con un membrillo riquísimo. Aunque estaba buena, quizá fue la empanada lo que menos me gustó de todo.

Tenían también caldeirada de pescado, empanada de carne de cerdo y, como marisco del día, almejas. Con eso creo que te he contado toda la carta.

Después un café de puchero y un chupito de licor, invitación de la casa. Bebimos una botella de Ribeiro Sameiras. Me estoy aficionando yo al Ribeiro. Todo lo que comimos y bebimos salió por unos 70 euros.

emiliano dijo...

Por cierto que, aunque no me entusiasmara, la empanada le daba mil vueltas a la de Villaronta.

Gerardo dijo...

Pues a dar la matraca a Sanlúcar y a comer acedías (y tapaculos y cazón y gambras fritas...) al bar Navarro, con el permiso de todos ustedes, me apuntaba yo de mil amores.
Y a los que conocen a fondo Sanlúcar por estos pagos, aparte de los Balbino, Bigote y Barbiana: ¿el queso, la paleta de jamón y las manzanillas varias del tabanco de Pedro Hernández nos les dicen nada? ¿Y las albóndigas de calamar del Veranillo tampoco?
No sigo, que me pierdo, y me quedan todavía unas cuantas semanas para aparecer por allí.

IL TROVATORE dijo...

La empanada con harina de maíz, con lo que está buena, es con berberechos o xoubas.


La de bonito no me pone nada cachondo.

Espeto dijo...

Gerardo, a mí Pedro Hernández me mola. Pero sólo cuando me hace taquitos de jamón y me enfría la manzananilla La E. El resto del tiempo son un poco siesos.

Las albóndigas de choco me gustan hasta el el Vip's.

IL TROVATORE dijo...

Lo que si me pone cachondo es el chuletón del Gonzaba, en Santiago. Una delicia, el de ayer.

Carlos dijo...

Por lo que me comentaron, la richada del Vilalúa, no es la "auténtica", que es un guiso de jarrete de ternera joven, en cocción de unos quince minutos, cortada en tacos, con cebolla pochada y pimentón.

También me dijeron que el guiso del Vilalúa no estaba mal.

emiliano dijo...

La richada del Vialúa consistía en un lecho de patatas fritas, encima trozos de carne rehogados y coronándolo todo un pimiento verde. No se si es muy auténtico o no, pero estaba bueno.

emiliano dijo...

Sacad vuestra libreta que se me había pasado comentar un sitio que merece mucho la pena: el restaurante Nito, en las afueras de Viveiro. Tomamos unos percebes de categoría, un rollo de bonito delicioso, en el que el pescado picado se mezcla con jamón, cebolla, aceitunas, pimientos y huevo, y una delicadísima merluza a la gallega. Postres gomosos y unas preciosas vistas desde la terraza. Un QTC.

emiliano dijo...

Y para beber, Ribeiro.

pedro dijo...

Lo más razonable en Casa Gerardo es ir dos días seguidos. En el primero se toma el menú largo, omitiendo fabada y arroz con leche. En el segundo, se hace uno cortito y ancho, con la fabada y el arroz como estrellas rutilantes.

Carlos dijo...

Leo en twitter que Sergi Arola critica que Bono le reproche a Sebastián el uso de corbata.

Carlos dijo...

Me he bebido en Piñera, acompañando un estupendo plato de muslos de pato, una botella de un vino de la manchuela que se llama Buena Pinta de Bodegas Ponce, hecho a base de garnacha y moravia agria. La moravia agria le da la acidez y está redondito a base de madera vieja. Sencillo pero interesante, se deja beber muy bien.

emiliano dijo...

A veces las normas de etiqueta de Sergi resultan difíciles de entender.

kalakahua dijo...

Lo del hilo de Twitter sobre el asunto Arola me ha parecido cuanto menos surrealista.

emiliano dijo...

Explícate, Kalakahua.

kalakahua dijo...

hazte una cuenta de Twitter

emiliano dijo...

Es que ya soy de Digital+.

Carlos dijo...

Emiliano, nada en especial, creo que a Kalakahua le ha sorprendido la postura de Arola al respecto.

Arola -creo- ha reconocido que su postura original era un error. Curioso, porque yo creo que estaba en todo su derecho de pedirlo.

Holden dijo...

¿Entonces a Arola ya se puede ir con pantalones cortos, camiseta sin mangas y chanclas?

Melitooooooooooon.

kalakahua dijo...

Coño, claro que está en su derecho de pedirlo, pero queda raro si critica lo mismo cuando lo hacen los demás. Por las respuestas alguno no ha entendido mi argumento, de hecho.

Tampoco he apreciado reconocimiento de error. Lo que sí valoro es que conteste y acepte un cierto debate. Ello me congratula, puesto que quiere decir que soy de los que saludaría en un ascensor.

Carlos dijo...

Cuando las crisis aprietan, uno empieza a valorar con cariño los ascensores. Se conoce gente.

emiliano dijo...

Me estoy bebiendo una copa de vino VX Cuvée Caco 2006. Galizia calidade.

Jesús Melitón dijo...

En pantalón corto pueden ir los niños antes de tomar la Primera Comunión y los deportistas ejerciendo las labores propias de su sexo.

Al resto de paisanos que vistan esa prenda habría que quemarles los pelos de las piernas, tanto los de la procesión como los de la romería. Y a los que van vestidos de exploradores dejarles directamente en pelotas: ellos sentirán que hacen el ridículo, cosa que ya sucedía pero, para su desgracia, desconocían.

¿Y los de los pantalones pirata? Responsabilidades penales habría que exigir a sus fabricantes.

En otro comentario hablaremos de los piptous de los tíos. Asqueroso (ya lo es por lo menos en más de la mitad de las tías...)

emiliano dijo...

Yo tengo unos bombachos como los de Tintín.

Jesús Melitón dijo...

Los de los bombachos no son objeto de persecución ya que su prenda de vestir ha prescrito.

El que tiene una suerte cojonuda en Twitter es Sergi Arola. Le ha salido un seguidor que no hace más que preguntarle si se pueden o no usar bermudas en sus restoranes y garitos.

D. Emiliano, se puede ser de Twitter y de Digital+. Yo mismo soy de Twitter y del Club Intereconomía y ya me ve, tan normalito y tan contento.

Carlos dijo...

Precisamente Arola va a abrir un gastrobar en Huertas 12, en Madrid.

Cumplirá la regla nº1 de los gastrobares, servirá las bravas de Arola. Eso sí, en esta ocasión será cierto en sentido estricto.

Jorge Díez dijo...

Emiliano, ese Cuvée Caco igual se pasa de cachas pero debajo de esos músculos hay buen corazón.

buscemi dijo...

La permisividad de Arola en el vestuario de los clientes de su restaurante es inversamente proporcional a la ocupación del mismo.

Carlos dijo...

Creo que en un par de años volveremos -sí, la crisis seguirá todavía con nosotros-, asistiremos a una segunda tanda de cierres en gastrobares y segundas marcas. No hay sitio, ni pasta en Madrid para tantos.

Sólo resistirán los que tengan músculo financiero o los que lo hagan realmente bien. En cualquier caso, los que están abriendo Barrio de las Letras y cercanías de Sta. Ana, están buscando claramente al guiri.

Espeto dijo...

Así justo es como me imagino yo a Emiliano: bombachos, calcetines blancos con chanclas, camisa de cuadros abierta enseñando pelo canoso en pecho, una gorra de Naranjito y el As bajo el sobaquillo. Apostado en La Guapa comiendo churros y tirándole los trastos a la churrera.

carlos, llegas a tiempo de sobra. A Frankfurt no voy hasta diciembre pero tengo confirmado que tendrá que ser en domingo y lunes.

Voy a presentarme de traje y corbata en el gastrobar de Chueca por llevar la contraria. Y voy a pedir las bravas de Mui.

Carlos dijo...

Deberíamos hacer un duelo en OK Corral:

Las bravas de Mui "las auténticas", contra las bravas de Arola, "la amenaza catalana".

A medio camino, por ejemplo en la Puerta del Sol.

Carlos dijo...

Así que, Adolfo se hará cargo del restaurante del ayuntamiento de Madrid.

Le recomendaré a Adolfo, desde este modesto blog, que:

1) En Madrid la comida lleva sal.
2) Para triunfar hay que hacer unas bravas.

Espeto dijo...

Por lo que más queráis no os perdáis esta
peazo entrevista
con la que vais a aprender todo lo queríais saber de gastronomía y nunca os atrevisteis a preguntar.

Antonio Rodríguez se llama el chef y se le ve en su salsa.

Carlos dijo...

Lo que comenta sobre los patés y Francia, también lo he oído varias veces sobre el morteruelo... el tío debe ser un cachondo.

Jesús Melitón dijo...

Un crack D. Antonio, sí señor. No se pierdn la entrevista.

Carlos dijo...

En un par de semanas va a salir bien parada en la cata de Elmundovino, la bodega Marañones, de S. Martín de Valdeiglesias. A mí su Peña Caballera 2008 me pareció un muy buen vino y, en cualquier caso, con Jiménez Landi y Bernabeleva son una buena noticia para Madrid. Recuperan la tradición enológica de S. Martín de Valdeiglesias que ya mencionaba Cervantes.

emiliano dijo...

Estoy montando un estropicio en Twister de los de no te menees.

emiliano dijo...

Me dicen que tengo seguidores.

emiliano dijo...

Me dicen que tengo seguidores a los que sigo.

emiliano dijo...

Tengo una seguidora que se llama Kimberly. Voy a seguirla.

Luis Martí dijo...

La entrevista con don Antonio no tiene precio. Me ha llamado la atención lo de la Guía Michelin y, sobre todo, que Gina LOGObrígida era clienta. Hablaría por los codos, digo yo. Qué buen rato...

Carlos dijo...

En mi nueva faceta de explorador de cervezas presentes en el híper más cercano, he de decir que la Cruzcampo Gran Reserva me ha parecido una castaña pilonga.

emiliano dijo...

Voy en busca de Kimberly, ahora estoy siguiendo a un usuario que la sigue.

Fartón dijo...

Ya nos contaráis dónde acabáis, Emiliano.

Melitón, hay piptoes para hombre? Lo que hay que ver...

Y hay quien va o deja de ir a Arola por el dresscode? No creo... Otra cosa es que bajen los precios, pero ya sabemos que la alta cocina no es rentable...

Ainur dijo...

Un par de comidas en las ultimas semanas antes de comenzar mi dieta diaria de Croissants.

LA BUENA VIDA.

SiguienDo laS recomenDacioneS De un iluStre bloguero, dimoS una SegunDa oportuniDaD a eSte reStaurante. No Soy muy amigo de 2 parteS pero la verDaD eS que merecio la pena. Unas croquetaS (bien), unoS mejilloneS al curry (muy muy muy bien), el plato de loS treS atuneS, una raya enorme y perfecta (mejor los atuneS, los 2 platoS con muy buen proDucto). No me acuerDo que bebimoS pero Si que noS guSto mucho y muy bien de precio.
LoS propietarioS, gente encantaDora. VolveremoS.

GraciaS a la recomenDacion del bloquero.

Ainur dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ainur dijo...

DiverXo.

Cada visita es una fiesta, de la que salimos deseando volver y David es un genio, que nivel de creacion!. El mejor de Madrid y uno de los mejores restaurantes donde hemos estado, siempre sorprende, siempre maravilla.
Comimos (gracias a David por darnos una copia firmada del menu):
- Coco verde: infusion liquida de su agua, lima y ron blanco.
- Coco verde: cremoso frio de coco verde, ajo negro y piñones. Berberechos con chile chipotle y vinage chino tostado.
- Mejillon tigre estilo fusion, escabeche de lima keffir, sofrito de tomate y chile y huevas de pez volador.
- Cococha sechuan (bacalao) con lenguas de pato y aguacate.
- Ventresca tibia de bonito, asada en brasas de sarmiento, dim sum de huevo frito y ali oli.
- Ancas de rana con emulsión de hierbas anisadas y picantes. Patatas fritas de Hong Kong, fritura de pescado y guanabana.
- Cochinillo cochifrito pekines. Canape invertido pekines. Hamburguesa samm de secreto de cerdo iberico.
- Merluza a la romana cremosa de yemas de pato saladas. Puerro escabechado y tostado, trufa de verano, manzana verde y jalapeños.
- Estofado express de costilla de buey, albahaca tailandesa, tamarind y grasa de buey sin grasa.
- Queso idiazabal extra ahumado y alga nori. Galleta de jengibre y naranja sanguina.
- Chocolate blanco con manzana verde, apio y aceituna negra.

De beber, un chenin blanco como vino base, y Javier (el sumiller) fue sacando finos, manzanillas, palos cortados y generosos para los diferentes platos. Una maridaje expectacular y muy recomendable. De postre un riesling de Keller de llorar.

Se me saltan las lagrimas recordando las cocochas y el bonito a la brasa con los dim sum de huevos fritos. Una maravilla de restaurante.

Como curiosidad, nuestros acompañantes pidieron al principio de la cena, que David Muñoz pasara al final para saludarle, cosa que no hizo. A mi me da igual, seguire yendo un par de veces al año mientras pueda, pero a nuestros acompañantes no les gusto nada.

Jesús Melitón dijo...

Para matar el rollo mitomaniaco lo suyo sería, en restaurantes pequeños, saludar a la entrada.

¿Qué pasa?, ¿qué tal?, ¿qué marcha me llevas? (en ese momento se le da un abrazaco al cocinero -aunque no se le conozca- y un beso, para acojonarle), ¿qué nos vas a dar de cenar hoy?, ¿con qué caldos vamos a maridar la comanda?... Que conteste da lo mismo, lo suyo es trasladar sensación de poderío, de dominio de las tablas y demás.

Se termina con un "pásate luego y nos tomamos una copita". Me juego los güebos a que esa noche no hace el paseillo ni de coña...

emiliano dijo...

Voy a llevar a Kimberly a Diverxo. Le pediré a David que pase a saludar.

Ainur dijo...

A mi lo del paseito me parece algo ridiculo y nunca he solicitado hablar con el cocinero. Pero entiendo que si un cliente que ya ha estado antes, pide saludar (por lo que sea, porque le hace ilusion, porque es un mitomano, porque nunca ha comido igual en su vida y quiere postrarse a sus pies, porque es guapo, porque no...), no cuesta mucho hacerlo.

Jesús Melitón dijo...

Efectivamente, tiene Vd. toda la razón.

Carlos dijo...

Si busco tomarme un cóctel y unas tapas, ¿la Casa de América es el sitio o hay más opciones?

IL TROVATORE dijo...

Si Kimberly viste minifalda igual se pasa a saludar.

Por cierto, gran sitio Nito. Usted sí que sabe.

Carlos dijo...

Si será bueno Nito que lleva al menos 30 años dando de comer a primer nivel. Eso no lo dice cualquiera.

Mañana voy a intentar hacerme el rollo de bonito. Volveré a fracasar si se compara con el original, claro.

IL TROVATORE dijo...

La semana que viene estaré tres días en la capital. Llevo como deberes Sudestada, 99 Sushi Bar, Árzabal y, aunque no me apetece mucho, Sacha. Espero que todos se pasen a saludar.

También algún hindú. Alguna recomendación en este sentido?

Saludos.

Carlos dijo...

En mi indocumentada opinión -por falta de experiencias en buenos hindúes-, el mejor es el Annapurna. Como alternativa el Ganges.

buscemi dijo...

A mí me gusta mucho Moharaj en la Calle Ave María en mitad de Lavapiés, hay tortas para conseguirla sitio por la noche en la terraza en verano, unas cuantas sillas y mesas en la acera sin ningún tipo de decoración y los coches pasando a escasos cm. pero como diría un cursí que yo me se, un sitio canalla que merece la pena visitar. Y tirado de precio.

En una zona más tranquila tienes Fathe Pur, Ibiza 42. Más formal y "arreglao".

En Ganges han inaugurado este verano la terraza. Enorme y bien puesta.

emiliano dijo...

El mejor restaurante indio de Madrid es Diverxo y luego Nikkei 225, aunque no sean indios propiamente dichos.

Annapurna no está mal, Il Trovatore, aunque aquellos que, como Sandokan o Espeto, hayan pasado parte de su vida cazando tigres de Bengala en las selvas de Ranthambore, le acusarán de falta de autenticidad y le llamarán indio para españoles y tal y tal. En Ganges solo he estado una vez y me pareció un pestiño. Los otros que dice Buscemi no los conozco.

IL TROVATORE dijo...

Gracias por las recomendaciones, ya les contaré.

Si meto americana en la maleta igual me paso también por Arola Gastro. Si llevo chanclas, también.

Jesús Melitón dijo...

Il Trovatore, alguna propuesta más para que termines de hacerte la ficha un lío. Si no hace falta que recen (hindúes) y que solamente sean de la India (indios), Mumbai Massala en la calle Recoletos es agradable, está bien puesto y tiene un pase gastronómico. Y Fathe Pur -que no está bien puesto, más bien es una cafetería española de los noventa-, en la calle Ibiza, si pides que te den de comer como si fueses indio de los de la India también se defiende, o eso me pareció a mí, que ando justito de cognos en este ámbito (bueno, en éste y en muchos otros).

Todo ello a la espera de las indicaciones de Sandokán Espeto, que seguro lleva info en la guantera -aunque sea por referencias-.

Anónimo dijo...

http://tinyurl.com/GASTROINTRIGAS

El Madrid gastrointrigante de Carlos Carnicero.

Carlos dijo...

Este hombre se pasa la vida en restaurantes interesantes.

Espeto dijo...

El rollo de bonito se puede hacer en casa. Como en Nito ni de coña. Y eso que tengo su receta por dos lados distintos.

Pues a mí siempre me dice un amigo que Tandoori Station es el único que merece la pena en Madrid.

Claro que mi amigo no se ha pasado como yo tres años de mahout de elefantes en Gujarat.

Espeto dijo...

Y, hablando de todo un poco, ¿qué me dicen ustedes de Txa-Tei? ¿Es un sitio aparente con un mínimo glamour como para intentar darle el cambiazo a mi contraria por Zen Markert?

pedro dijo...

Yo también tiraría hacia la calle Aver María para resolver la cuestión india. Y no necesariamente en Moharaj, por más auspicioso que parezca el nombre.

angel dijo...

Pues yo coincido con Espeto, me quedo aon Tandoori Station a pesar de lo juntas que están las mesas

buscemi dijo...

En la calle Ave María están los indios para indios ;)

kalakahua dijo...

De Indios me quedo con Jaipur en la calle Naciones. Llevo un tiempo sin ir, espero que siga abierto. Bunos guisos indios de cordero con esos nombres tan folklóricos que tanto os encanta sacar a colación.

A mi me gusta Txa Tei. Importante transmitir que lo que quieres es dejarte hacer. Carta de vinos deprimente, mejor sake o kirin. Si la disyuntiva es este o Zen Market me dejas desarmado. Desde luego que, para tomar panceta dong po me voy antes a Don Lay y pregunto si ese día toca en el menú del personal. Hecha en olla rápida por la señora de la casa y sin las 50 horas y 500 noches de otros locales de moda. Pero está que te cagas.

Mejor carta de vinos en Zen Market. Muy probablemente motivado por la diferencia en la inversión y/o esa barbara costumbre japonesa de no beber vino. Cómo son.

kalakahua dijo...

Pd: en Txa Tei tampoco pedir pan ni mondadiente final.

txangu dijo...

Pues nos ha gustado mucho Burdeos, la ciudad es bastante interesante, animada y con un punto entre ordenada y caótica además de canalla.
Nos alejamos en el Novotel Meriadeck, que está cerca de la catedral y no muy lejos del río.
La cena -con los niños- en el restaurante Le Vieux Bordeaux. Tienen una fórmula mediodía de 20 euros o así, y por la noche un menú de 30 euros, otro de 42 (que es el que pedimos) y uno de 55, aparte de la carta.
Nuestros enanos, encantados de ir a un restaurante "para mayores", aunque discretamente ofrecen un menú para ellos a ¡10 euros!
Primero, aperitivos de parte de la casa, sencillos (cherries con pesto, mozzarella con tocino). El menú en si: "frescor de buey de mar", pues eso, con una migas de buey, mousse de granny smith y tomates aromatizados. Luego, una magnífica dorada con una salsa anisada. Después, medio pichón con morillas. De postre, quesos para ella (la mesa de quesos tiene tapa, con lo que no huele toda la sala) entre los que se incluyó un Saint Nectaire (creo) fantástico y yo un "Americano pour manger". El americano es un cóctel local que lleva a partes iguales Martini rojo, seco y Campari. Un magret y quesos a compartir para los enanos, cafeses y mignardises estupendas, media de Rochemorin blanc 2008 y media del Pauillac La Tour d'Aspic 2004, 171 luros. Recomendable

txangu dijo...

A pesar de tener de decoración cuadros con terroir de diversos chateaux y de estar en Burdeos, el vino ni lo dan a probar ni nada.

txangu dijo...

Y a la vuelta, pararemos en Le Mans.

pisto dijo...

Apunte sociológico: dan las 18:00 y se cierran los comentarios.

IL TROVATORE dijo...

Son ustedes unos indios (o hindúes). Decidirá mi trovatora.

Licenciado Vladimiro dijo...

Txangu, si todavía estás a tiempo de leerme...en Le Mans, vete al bistró recomendado por Pisto en su blog. Está muy bien.

Diablos, podríais pasar por Angers.

Licenciado Vladimiro dijo...

Pequeña precisión etílica. El cóctel Americano lleva en realidad vermouth dulce, Campari y soda. El Conde Negroni con excelente criterio y para mi regocijo sustituyó la soda por ginebra.

pisto dijo...

Licenciado... ¿escribiste algo sobre el albergue de los siete platos y me lo he perdido en estos 15 días que llevo un tanto liadillo?

txanguLi dijo...

Licenciado, estoy a tiempo aunque sin Internet desde el martes que viene (pasaré por allí el 13 de agosto).
Así es como me comentó que era el americano el camarero dicharachero de ayer, quizá en Burdeos sea distinto.
Vengo de un txino para baskos, la muegggte negra. Luego en un garito me he dejado engatusar y me han colocado un santa teresa cola, pero me ha tocado una mochila y tal. Mi santa se cascado una fifty pounds que si que si.

Carlos dijo...

Critica hoy Capel a Morales en el Hotel Ferrero. Le da un 8,5.

angel dijo...

Pues sí que está buena la carne de las hamburguesas del Back Corner, en cambio las patatas fritas, resultaron bastante malas.

txangu dijo...

Por cierto, después de leer por ahí que los chinos de moda ofertan unas tiras de ternera muy ricas, las pedí ayer (nuevo plato especial de la casa, señor, muy ricas). Ni se les ocurra, por nada del mundo.
Y ahora, después de pasar la ITV del coche, toca feria de productos gallegos en Portugalete, o eso me han dicho.

Anónimo dijo...

Estoy en Cebreros,en una piscina con una cerveza y una BlacBerry. He pasado por la plaza y he preguntado por El Reventón y por El Pegaso. No tienen ni puta idea.

Anónimo dijo...

Yerga si estás por el pantano manifiéstate.

Emiliano

Licenciado Vladimiro dijo...

No, Pisto, creo que no he comentado nada.

Txangu, si quieres comer en un chino de chinos (criadillas, tendones, tuétanos, cosas indescriptibles, carta en chino, comunicación por gestos, permisos no en regla) en Bilbao, no eres escrupuloso y tienes los cojones bien puestos, te recomiendo ir al 5 de la calle Iturriza, en pleno San Francisco. Un sitio hardcore, prácticamente igual a lo que he comido en la propia China

txangu dijo...

Licenciado, mi muhé dice que si eso vamos antes a San Francisco, Ca.
Llegamos ahora de instruir a los enanos en la noble tarea de cenar de pinchos. la comida en la feria artesanal de Portugalete, en la que cocían el pulpo en cazuela de cobre y tal y estaba rico, muy rico.

Licenciado Vladimiro dijo...

Desde luego que hay sitios más románticos y lady-like que el Chino Iturriza, incluso en una ciudad tan profundamente bestia como Bilbao. Yo, como soy un salvaje, llevaba a mi novia allí a almorzar.

Me bajo al bar a por mi dosis homeopática de whisky malo. Aquí hay que pedir triples.

Carlos dijo...

El AN/2 2008 me está pareciendo una castaña pilonga. Pena de bodega.

jordi dijo...

Hola a todos, recomendaciones para un cocinero catalán en ruta hacia Aracena, donde se puede comer bien en alrededores de Cordoba o Sevilla sin tener que entrar en las ciudades??
Un abrazo

Fartón dijo...

Txa Tei está bastante bien. Y tienen un menú a medidía bastante majo.

Licenciado Vladimiro dijo...

Hoy buena barbacoa con productos de la granja de un compañero jipi: ensalada de patatas, pimientos y berenjenas a la brasa y carne de sus propios corderos, con hierbas del campo. Un lujo. Los vinos los he puesto yo, biodinámicos para no desentonar.

Lo increíble es extragastronómico es el troncomóvil de este tío: una bicicleta recumbente carenada en fibra de vidrio que me ha dejado turuleto. He dado una vuelta de prueba. 74km/h he pillado cuesta abajo, frenando porque estaba ya muerto de miedo. Estoy obsesionado por comprarme una.

angel dijo...

Muy bien el cordero en Sacramenia.
Muy bien la ensalada en Sacramenia.
Muy bien el precio en Sacramenia (barato)

Volveré.

juanjo dijo...

en VIAVELEZ se come/cena de pm.

Trato impecable.

Sitio de referencia :-) cada día me gusta más.

Por cierto, abren en agosto el restaurante. Eso sí con oferta limitada a dos menús cerrados. No estarán disponibles todos los platos de la carta por la ausencia del sheriff.