miércoles, 1 de febrero de 2012

Cocinando callos

Croquetas, alitas de pollo, bravas, oreja, champiñones, callos…”. En el barrio de Tetuán todos los bares parecen el mismo. Una barra y alrededor un suelo de servilletas y restos de. Barras sucias con  recuerdos a miles de colillas de cigarro. La gente come pinchos de tortilla mojados en café y porras que, a las once de la mañana, ya son sólo masa fofa grasienta. Los camareros españoles, los de toda la vida, van jubilándose y con ellos el aire de displicencia castiza y chulería. Les sustituyen chicos sudamericanos  que van aprendiendo este negocio de caña, Marca y tapa gratis.

La burguesía procura evitar estos antros que huelen a  litros de salsa brava y comida recalentada de supermercado barato. No extraña, pues, que se admiren de unos callos bien hechos, servidos en manteles de tela, con cuchillo y tenedor. Un plato que han redescubierto los restaurantes de enjundia en la categoría de “comida canalla”, normalmente a precios, tambien, bastante canallas. Éste que cuenta, tiene una severa adicción a la gelatina y al pimiento choricero, pero también cierto reparo a los callos envasados y el bolsillo esquilmado. La receta, aunque laboriosa, es sencilla. Por si estuvierais en mi caso, os la detallo a continuación.

Es imprescindible saber que en la casquería hay calidades. Es un producto delicado y conviene comprárselo a gente de confianza. Os diré que yo los compro en la Casquerioteca, en el mercado de Chamartín. También nos llevaremos una de las extraordinarias morcillas asturianas que sirven. Pondremos en la olla express medio kilo de callos –los oscuros tienen más gelatina-, los trozos de la pata de ternera deshuesada  y medio kilo de morro y le daremos un hervor. Tiraremos el agua y, esta vez sí, los tendremos cociendo en la olla en agua con apenas algo de sal durante 35 minutos –desde que empieza a silbar-. Reservaremos los callos e iremos reduciendo muy suavemente el agua de cocción, en la que pondremos  tres cucharadas de café de pimentón dulce y una de pimentón picante.

Simultáneamente pondremos a cocer en otra cazuela una guindilla, una zanahoria en rodajas, un trozo de puerro, una cebolla dulce con un clavo pinchado, media docena de canicas de pimienta negra y tres dientes de ajo. Añadiremos el hueso de la pata, otro de caña de ternera y una punta de jamón. Coceremos durante un par de horas, sacando el jamón cuando consideremos que está ya cocido –lo reservaremos para el último momento- y finalmente desgrasaremos –si es necesario- y batiremos el caldo de cocción con parte de las verduras –suelo usar la guindilla, un cuarto de cebolla, un ajo, algo de puerro y media zanahoria-. Cuanto más verdura echemos, más trabado quedará el fondo, hay quien dirá que más pesado, pero yo creo que es justo al contrario. Lo aligera. Si decidís usar sólo el fondo de verdura, os aconsejo aumentar el tiempo de cocción hasta las tres horas.

Añadiremos la crema al agua de cocción de la casquería, medio vaso de vino blanco y un cuarto de brandy, además de 50 gramos de pulpa de pimiento choricero, que yo diría que es más o menos lo que sacaríamos de cuatro ejemplares y quizá una cucharada de tomate natural -en este caso perderéis el sello de salsa vizcaína-.  Iremos removiendo mientras reduce, corrigiendo el punto de sal, hasta que alcancemos la textura gelatinosa y el sabor que deseamos. Quizá necesitemos un par de pellizcos de azúcar si la acidez es excesiva. Cuando consideremos que la salsa esté preparada, normalmente en ese punto en el que sella los labios como un pegamento, volveremos a incorporar los callos y dejaremos al fuego mínimo durante media hora, con la punta de jamón en taquitos. Finalmente reposará cuatro horas fuera de la nevera.

Es un guiso que mejora exponencialmente con un par de días de reposo, así que lo guardaremos en la nevera. Cuando se forma la gelatina, envaso raciones individuales de 350 gramos y las congelo. El día que decido darle un golpe a nuestro colesterol –suele apetecerme cada día, pero me doy el gusto apenas  una vez o dos por semana-, pongo a cocer una morcilla y un chorizo de buena calidad –los de Guadiala son estupendos- durante media hora a fuego suave, si es posible sin que llegue a hervir el agua. Caliento los callos y corto una rodaja de la morcilla, quitándole la piel y añadiendo la carne al guiso, que se desmigará cuando vayamos removiendo, actuando como un potenciador de sabor.

Mucho pan y un par de cucharones del guiso en un plato hondo. Encima, un par de rodajas de chorizo y otro par de morcilla.  Yo creo que es un plato que pide una bebida refrescante, cervezas de medio pelo que despeguen los labios y le devuelvan la sensibilidad a nuestro paladar, pero tampoco le van mal un Ribeiro o un Chablis.

El día que esto sucede, mi casa me parece el mejor bar de Madrid, y mis callos el top 1 de cualquier lista.

234 comentarios:

«El más antiguo   ‹Más antiguo   201 – 234 de 234
Anónimo dijo...

¿Hay algún sitio en Santiago donde uno pueda dar buena cuenta de un cocido de Lalín en condiciones?

Carlos dijo...

En el Caney tienen el mes del cocido, Lagerun. Tres veces por semana.

Anónimo dijo...

Gracias, en efecto, Martes, Jueves y Sábado. Ya tengo mi reserva para mañana. A ver qué tal se las gastan los gallegos con ese cocido.

Jesús Fdez "El_Pollito" dijo...

Se me había pasado comentarlo, pero es acojonante el vicio que hay en London con el Dinner by Heston. Abren las reservas para el mes siguiente el uno del mes en curso, y ese mismo día 1 intenté reservar para el sábado 17 de marzo para la cena e imposible. Todo a full...

Licenciado Vladimiro dijo...

Espeto, está muy bien y te lo recomiendo. Pero hay detalles que me chirrían mucho, como lo del arroz. Será que estoy acostumbrado a los thais en Alemania y Holanda, que para mí siempre han sido "comfort food" de domingo de vagancia.

Anónimo dijo...

Era el blanco,efectivamente el SB.Alguien ha estado hace poco en GINGER BOY? ALOQUE

Pepito dijo...

Yo hace mucho tiempo que no voy, cuando fuí no me gustó nada, me pareció muy flojito sobretodo comparado con Sudestada.

Juan dijo...

Salvando la rampa que hay que subir para llegar allí, en Santiago se tapea también decentemente en un sitio llamado La Bodeguilla de San Roque.

Al Abrigadoiro le va que ni pintado el nombre: sin abrigo ni te acerques, ni la tortilla de patatas QTC 4 es capaz de hacerte entrar en calor en esa nevera.

Máñana me voy a Carril a ver si hay vida después de Loliña.

Ainur dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ainur dijo...

Espeto, me ha gustado mucho su escrito en el blog Gintleman. Le iba a decir felicidades, pero como he disfrutado leyendolo, se lo cambio por un "gracias".

Espeto dijo...

Gracias a todos por vuestras palabras, aquí y en el Tuister. Cuando escribe uno un artículo de estos se da cuenta del curro que tiene mantener blogs como este. Una vez más, gracias a Carlos (a uno de ellos).

Emiliano, nada más lejos de la realidad. Yo de nombre de pila soy Kalakahua.

Ana dijo...

Lo más impactante e intrigante, para mí, es que da la impresión de que algunos de los diversos Carlos conoce a algunos de los anónimos, y viceversa. Entonces ¿dónde está el anonimato? Inquiero.

Pero a lo interesante, ¿una definición solvente de
torrezno
?

He preguntado en Google y he encontrado tantos
torreznos
diferentes como ¿ciudades, pueblos, barrios? ¡qué va! creo que ¡¡casi tantos como bares hay en España!! Vamos, por lo menos, tantos como Carlos y anónimos hay en este celebrado blog.

Espeto dijo...

Los torreznos del Darling son más parecidos a los de la Foto1, que son los que más me gustan. La versión de la Foto 2, tipo corteza, me gusta menos.

Fdo: un amigo de Carlos

Carlos dijo...

Ayer tuve la oportunidad de conocer el proyecto que están desarrollando en los antiguos cines Carlos III -también en el Cleofás adyacente-, para convertirlo en un espacio gastronómico. Es faraónico.

Si sale bien será un referente en Europa. Como en todo, lo importante será el contenido.

Ana dijo...

Lagerum, un poco más abaixo del hotel Aranaguey, rua Alfredo Brañas y en la misma acera, hay una tienda - carnicería, Ferro, con producto más que interesante y buenos consejos.

El pan me pirra el que venden en un despacho de la calle Hórreo cerca de la Plaza Galicia bajando por la acera de la derecha.

Anónimo dijo...

Gracias Ana. Tomo nota.

Fartón dijo...

He puesto el comentario donde no tocaba. El hambre me nubla los sentido. Lo reproduzco aquí:

¿Ha desaparecido Cleofás???? Por bueno que sea el macroproyecto gastronómico, una pérdida irreparable.

Ana, aquí algunos se conocen, pero disimulan.

Gerardo dijo...

Ana,¿y de torrendos? ¿Cuántas clases de torrendos hay?

Ana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ana dijo...

He descubierto dos cosas, aparte del frío que hace y me planté con otra.

1.- Antiguamente era factible acceder desde la página inicial de este blog a los últimos comentarios. O bien esta opción ha desaparecido o es que me estoy (es inevitable) haciendo mayor y se me ensortija en exceso la pelambre entre ingles. es decir, el coño se me hace un lío.

2.- ¿Torrendos? Gerardo, si ya lo tenía complicado que ahora me hagas saber que en Soria a los torreznos se les llama torrendos, ya es el colmo.

3.- Hoy estaba citada a comer un morteruelo en el restaurante El Tormo de la Travesía de las Vistillas. He aplazado la fecha de mi suicidio.

kalakahua dijo...

Cada vez que alguien escribe "espacio gastronómico" se muere un gatito.

Ana dijo...

Kalakahua (¿tú te alimentas de papillas? ese nombre pastoso te delata)¿quien escribió "espacio gastronómico? ¡¿Ein?!

Algún Carlos... sin duda.

Luego asoman la patita los anónimos.... esos canallas que los Carlos pretendenden ignorar...


Son carne de cañón estofada.

Este finde haré un cocido como Dios (sí) manda, el lunes a dieta estricta hasta mayo florido.

Anónimo dijo...

Lo que no acabo de entender es que mi mujer pretenda hacerme creer que el hecho, mortificante, de poner su culo o sus pies helados en mi barriga es una muestra de amor. Le pregunto si a su padre le hizo en alguna ocasión tal demostración de amor y, encima, se ofende.

Gordezuelo dijo...

Retomando el tema del post, los callos de San Mamés

Carlos dijo...

De los mejores de Madrid, Gordezuelo. Bien cobrados, pero para mí, los mejores.

Jesús Melitón dijo...

Ana, El Tormo es una experiencia religiosa. Pero no te hagas muchas ilusiones, que Joaquín asomará por la mirilla antes de permitiros franquear la puerta. Si detecta malas vibraciones os quedáis en la calle fijo. Hay que llegar con el espíritu como los chorros del oro.

Y que Cleofás se convierta en rollo gastrotrendy y gastrotech me da bajón. No sé lo que opinarían Raúl Senders o Moncho Borrajo al respective.

Anónimo dijo...

Curioso eso del blog de Espeto. Tenía entendido que un blog era una herramienta donde alguien 'posteaba' un comentario y al resto de los mortales se les daba la oportunidad de comentar al respecto. Lo que no acabo de localizar en la página esa de bebidas isotónicas.

Nicolás Appert dijo...

Ana, mon amour, arréglese usted el cortijo y se ahorrará estos y otros disgustos, que intuyo le rondan la cabeza, y el cuerpo.

No soy demasiado amigo de los callos, lo que no quiere decir que no los haya probado, con más pena que gloria.

Dice 'anónimo' algo respecto de la naturaleza de los blogs. I agree.

Y por último, veo últimamente que este blog se desmadra, mucho off-topic. Carne de cañón para el enemigo...

Anónimo dijo...

No sé cuál es el record de comentarios en este blog pero lo de ir por los 230 comentarios aún cuando se acerque el cambio de tercio... not bad.

Ana, quizás sea la causa de nuestra ceguera (a mi también me pasó en su día).

Abrazos desde Santiago.

Weirdo dijo...

Sr. Espeto, mi enhorabuena por tan delicioso artículo y por el nuevo blog. Emocionante postrimería. Los que te conocemos parece que estuviéramos viéndote en el Taillevent.

Carlos dijo...

Nicolás, no es una guerra. Y si lo es, yo lo que tengo es el palo de un sarmiento en la mano.

Excepto los comentarios de algún idiota que se pasa de la raya de vez en cuando, travestido o no, esto es sólo un bar. Sin pretensiones.

Patriastur2 dijo...

Uhmmm! Tengo que confesar que me has puesto los dientes largos...jeje!
Llevo meses prometiéndome que voy a preparar unos buenos callos y un día por otro nunca veo el momento,aunque quizá me anime este fin de semana y pruebe con tu receta (yo los preparo de una forma diferente).
Para aquellos que son mas de comerlos que de prepararlos, os recomiendo los callos de "la despensa de güelita", los venden online y son sin duda los mejor que he comprado.
Enhorabuena por tu blog, es un gusto leerte!

JCM dijo...

Buenos días,

Como siempre, pidiendo. Estoy revisando todas las entradas, pero no encuentro recomendaciones en Viena.

Me podríais dar recomendaciones, pls. Sería para un par de buenas cenas, algún sitio donde comer un buen Schnitzel...

Mil gracias por todos,
Carlo

Anónimo dijo...

vinotecas el vino en vinoteca.

ya puestos y haciendo las cosas bien guardar siempre los vinos en vinotecas miniduke, lo pone hasta en la wikipedia si pones enoteca wikipedia

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